Al
comienzo de esta temporada Carlo Ancelotti tuvo que tomar una
difícil decisión; una de esas que nunca convencen a todos, y que
siempre se miran con lupa. Decidió que su portero titular era Diego
López; algo que levantó ampollas en un gran sector del
Bernabéu. Además, curiosamente era el mismo guardameta que eligió
en su día José Mourinho.
Muchos
fueron los que dijeron por entonces que la elección del técnico
portugués era personal contra Iker Casillas, y que nada tenía
que ver con lo deportivo. Que le señalaba como el topo del equipo,
la garganta profunda que filtraba a la prensa las charlas del
vestuario.
Se
atrevió a dejar en el banquillo a un mito del madridismo, un campeón
de Europa y del Mundo, el mejor portero del siglo XXI. Tan evidente
era su indiscutible titularidad durante todos estos años, como que
en la temporada 2012/13 había bajado su rendimiento, andaba con la
cabeza en otros asuntos.
Para
darle un toque de atención, Mourinho decidió tirar de lo único que
tenía a mano, el becario Adán. Que éste no tenía categoría
para ocupar la portería del Madrid lo sabíamos todos, pero el luso
pensó que bastaría con un par de partidos para despertar el
carácter competitivo del de Móstoles, que llevaba mucho tiempo sin
tener un rival digno en el puesto.
Caprichos
del destino, poco días después se lesionó. Y la rapidez del club
para contratar a Diego López dejó bastante claro que el entrenador
portugués no confiaba en Adán para las grandes citas, como había
insinuado antes.
Meses
después El Santo volvió, pero Mou no estaba por la labor de
cambiar de portero. Había encontrado al que siempre quiso, uno
seguro por arriba y con buen manejo de los pies. Por lo que a
Casillas le tocó ver el desenlace de la temporada desde el
banquillo.
Finalmente
Iker ganó el pulso, y la marcha de The Special One parecía
calmar la tempestad. Su sustituto era Ancelotti, un hombre de club
que a priori no parecía que iba a levantar mucho la voz y que iba a
ser políticamente correcto.
Posiblemente
que fuese a la Copa Confederaciones con España le perjudicó, o por
lo menos no le ayudó para recuperar su puesto en la portería
blanca. Durante la pretemporada además Diego confirmó lo que ya se
presagiaba en la temporada anterior, que era un portero de primer
nivel. Así que el puesto era suyo.
El
italiano acababa de llegar y como suponemos que no tenía nada contra
Casillas, parece obvio que su decisión sí que fue meramente
deportiva. Pero con su nueva suplencia empezó la maquinaria
mediática de muchos medios, posiblemente los mismos que se
beneficiaron de sus supuestas filtraciones.
Sorprendentemente
estas presiones desembocaron en una decisión circense de Carletto.
A pesar de elegir a su portero, optó por otro para la competición
más importante del club, la Champions. Una treta que no se recuerda
en el mundo del fútbol.
Desde
entonces el gallego ha mantenido su excelente estado de forma, con
exhibición tras exhibición. Por su parte el madrileño empezó la
competición europea con dudas, pero poco a poco ha recuperado su
mejor forma, o por lo menos está cerca. Su partido anoche en Turín
fue más que destacable y sus paradas recordaron a las de antaño.
Sin embargo, no hay que vender ninguna moto, su actuación está muy
lejos de muchas de las que ha realizado esta misma temporada su
compañero.
Desde
su llegada a Madrid, Diego López ha jugado todos los encuentros
desde el borde de un precipicio. Cada domingo muchos son los que
esperaban su error, para echarle toda la mierda encima. Y como no ha
llegado, ya se ha optado por otro camino.
A
los blancos les han metido 16 goles en 12 jornadas de Liga. Y algunos
no han tardado en señalar al portero como culpable de esta sangría.
El
fútbol de élite no tiene memoria, los méritos se demuestran en
cada partido, no sirve de nada lo hecho con anterioridad. Puede
parecer injusto, pero es así para todos. Y desde luego que una
injusticia nunca se debe solucionar con otra.

Bendito dilema para el Real Madrid el hecho de que haya que escoger a un portero u otro, los dos de primerísimo nivel. La realidad de fondo, bajo mi punto de vista, es que la maquinaria mediática pesa sobre los dos lados. ¿La razón? José Mourinho. Tanto López como Casillas se han erigido, voluntaria o involuntariamente, como el "hombre" de Mourinho y su "enemigo", respectivamente, por lo que aquellos medios que estaban en contra de "The Special One" apoyarán incondicionalmente a Casillas y los que hicieron campaña en su contra, a Diego López. Los dos están jugando pendientes de un hilo, a los dos se les espera los errores para arremeter contra ellos. Sin embargo, en mi opinión, las campañas mediáticas no son lo más importantes -lógicamente cada uno barre para casa y apuesta por sus intereses-, lo que más perjudica al Real Madrid es que dentro del madridismo se han establecido dos trincheras, dos bandos que acabarán destuyendo el vestuario y, por consiguiente, al club. Es complicado decirle a Diego López que se tiene que ir al banquillo cuando su juego es bueno, pero igualmente es pedirle a Casillas que estando a un nivel alto, y con todo lo que le ha dado y significa para el Real Madrid, que se tienen que quedar en el banquillo (en un año de Mundial). Gran artículo.
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