Decía
Miguel Ángel Gil Marín antes del partido del sábado, que ya lo habían ganado.
El mandamás rojiblanco se refería al bochornoso espectáculo preparado por Diego
Pablo Simeone la mañana del derbi madrileño. Un entrenamiento abierto al
público en el Vicente Calderón al que acudieron más de 20.000 seguidores. Los
mismos, y alguno más, que seguramente se sintieron defraudados solo unas horas
después.
Los
defensores acérrimos del entrenador argentino aseguran que con este esperpento
pretendía que la afición transmitiese energía positiva a sus jugadores, para
que estos saliesen enchufados al encuentro y con una sola cosa en la cabeza:
romper con la historia, con la supremacía de los merengues.
15
minutos les duró la energía positiva. Ese es el tiempo que tardaron en pasar de
un estado de euforia máxima a una nueva decepción, de soñar con una victoria
ante el eterno rival a darse de bruces con la realidad, con la enorme
diferencia que hay a día de hoy entre ambos equipos. El gol de Cristiano tiró
por la borda todos sus planes, ahí se acabó el partido.
Y
eso que se enfrentaron a un Madrid simplón, con Di María y Ozil en su peor
momento físico, con Benzema prácticamente desaparecido, y con los laterales
centrados única y exclusivamente en las tareas defensivas. El que sí se
presentó a la cita fue CR7, con él bastó para doblegar al Atleti por enésima
vez.
El
Tigre fue enjaulado y amordazado por los domadores Ramos y Pepe. Al resto de
jugadores les quedó grande el partido, posiblemente intimidados por los datos
históricos. Confundieron intensidad con juego sucio, y si acabaron con once
jugadores en el campo fue gracias a la benevolencia del colegiado. Hasta Diego
Costa, más pendiente de las marrullerías que de otra cosa, se fue del Bernabéu
sin ser ni siquiera amonestado.
También
faltó respuesta desde el banquillo. Simeone ni se inmutó ante la ineficiencia
de su equipo, parecía ensimismado con los cánticos del Fondo Sur sobre su
supuesta cornamenta. Y los cambios que introdujo, ya con el 2-0 en el marcador,
para nada cambiaron la pésima imagen.
Este
año no había excusa a la que aferrarse, la mala suerte o el árbitro podían
servir como justificaciones en otros derbis, pero en este no. El sábado todo el
mundo fue testigo de lo ocurrido, que el Atlético fue el rival más flojo que ha
pasado esta temporada por el Santiago Bernabéu. Hasta el Alcoyano, con su
famosa moral a cuestas, puso en más aprietos a Adán la semana pasada. Daba la
impresión de que si el partido se hubieses alargado unas cuantas horas, la
portería del Madrid seguiría a cero.
Muchos
se llevaban las manos a la cabeza al enterarse de que ni Falcao ni el Cholo
estaban entre los finalistas a mejor jugador y entrenador del año. Decían que
el colombiano estaba a la altura de Messi, Iniesta y Crisitano, y el argentino a la
de Del Bosque, Guardiola y Mou. Pues bien, visto lo visto el sábado sobran motivos
para justificar su no inclusión en sendas listas.
Tras
el partido los colchoneros se apresuraron a quitar hierro al asunto. Que si aún
estaban por delante de los blancos (cuestión de días), que si su objetivo es
entrar en Champions. Pero la realidad es bien diferente, durante la semana
previa al derbi nos hemos hartado a escuchar que eran capaces de luchar la Liga
al Barcelona, y de vencer, por fin, en territorio hostil.
Era
el momento de dar el golpe en la mesa. Nadie duda del temporadón de los
colchoneros, y la cantidad de elogios que han recibido estos primeros meses de
competición están más que justificados. Pero ahora es momento de hacer
autocrítica. Cómo es posible que ante el encuentro más importante de la
temporada, para ellos, sean incapaces de generar algo de juego.
Y
la estadística suma y sigue. Ya son más de 13 años sin vencer al “eterno
rival”. El último triunfo colchonero fue un siglo atrás, el 30 de octubre de
1999, precisamente la temporada del descenso a Segunda División.
El
balance de los últimos 24 derbis deja en evidencia la hegemonía de los de
Chamartín: 18 victorias y 6 empates, con 52 goles a favor y solo 15 en contra.
Además, llevan 9 enfrentamientos consecutivos ganados, 7 de ellos con Mourinho
en el banquillo. Sin embargo, el Cholo no ha sido capaz de ganar a los blancos,
ni como jugador ni como entrenador.
Los
colchoneros tiene una nueva cita marcada en el calendario: el 27 o 28 de abril.
El partido de vuelta en el Vicente Calderón que puede poner fin a la racha.
Soñar es gratis, si no más de alguno estaría arruinado.

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