lunes, 29 de octubre de 2012

Where amazing happens




Mañana arranca una nueva y apasionante temporada de la NBA, coincidiendo con la llegada a EEUU del huracán Sandy (nada que ver con la cerveza con sabor a limón y a Mónica Naranjo). Una temporada completa sin asterisco (lock out), en la que cada franquicia deberá demostrar si los cambios efectuados en el agitado mercado han sido efectivos.
La Conferencia Este tiene dueño. Miami Heat ha mantenido el bloque ganador y además ha sumado al roster piezas importantes como Ray Allen (Jesus Shuttlesworth), el máximo triplista en la historia de la liga, y Rashard Lewis, una estrella venida a menos que ahora tendrá en el sol de Miami su última oportunidad para conseguir el anillo. Parece que Spoelsta va a apostar por Chris Bosh como cinco (para ello ha trabajado el zurdo todo el verano) y con Lebron James de cuatro, capaz de defender a todos los power forwards de la liga. Además parece claro que el liderazgo del equipo ha quedado única y exclusivamente en las manos de Lebron, tras el acertado paso atrás de Dwayne Wade, que se ha rendido a la evidencia y ha aceptado su rol de secundario.
Su máximo rival será Boston Celtics. Doc Rivers inyectará, una vez más, a sus jugadores esa garra que convierte a los verdes en un equipo difícil de batir, como han sido toda su historia. Han fichado grandes nombres como Jason Terry, microondas y buen sustituto de Allen, y Courtney Lee, que ocupará el puesto defensivo que tanto tiempo llevan buscando desde la marcha de Tony Allen. Sin embargo, las últimas incorporaciones (Darko Milicic y Leandro Barbosa) realizadas por Danny Ainge no parece que vayan a mejorar la plantilla.
Indiana Pacers deberá confirmar su mejoría mostrada la temporada pasada, al igual que Philadelphia 76ers, aunque los de Doug Collins deberán cambiar su juego para no echar de menos a Andre Iguadola e intentar acoplar lo antes posible a Andrew Bynum, que sin duda hará los mejores números de su carrera. Ambas franquicias estarán en los Playoffs.
Interesante será el duelo neoyorkino. Gran proyecto parece a corto-medio plazo el que han montado  Prokhorov y Jay Z con los Brooklyn Nets, con fichajes como Joe Johnson, CJ Watson, Reggie Evans o Mirza Teletotiv. Y sobre todo manteniendo a sus dos estrellas, Deron Williams (el mejor base de la liga) y Kris Humphries. Por lo que serán uno de los principales atractivos para esta temporada que arranca. La duda está en si serán capaces de superar a sus vecinos los Jurassic Knicks, como ya llaman a los New York Knicks tras las incorporaciones de Rasheed Wallace, Jason Kidd,  Pablo Prigioni, Marcus Camby o Kurt Thomas. La incógnita, un año más, será si sus principales jugadores, su estrella Carmelo Anthony y su semiestrella Amare Stoudamire, serán capaces de llegar a entenderse, aunque parece imposible. Además tienen importantes bajas respecto al año pasado como Jeremy Lin (bluf), Landry Fields y Toney Douglas, que sobre todo aportaban la poca intensidad defensiva que tenían los knickerbockers.
Y qué decir de Chicago Bulls. Un equipo marcado por la lesión de su gran estrella Derrick Rose. El bueno de Thibodeau poco puede hacer con una plantilla pensada por y para Rose. Llegarán a puestos de Playoffs, pero justitos.
Atlanta Hawks, como siempre, estará ahí. Han podido suplir bien a su jugador franquicia durante las últimas pretemporadas. Lou Williams parece, a priori, un buen sustituto de Joe Johnson. Los de la ciudad de la Coca-Cola tendrán que luchar por el último puesto de Playoffs con Milwaukee Bucks, que ha mantenido el bloque y sigue apostando por Monta Ellis y Brandon Jennings.
Si en el Este parece que está todo el pescado vendido, no se puede decir lo mismo de la Conferencia Oeste. Los Ángeles Lakers no han podido evitar unirse a la moda de hacer un equipo competitivo por la vía rápida, a golpe de talonario. Para ello han juntado a un gran playmaker (Steve Nash), al supuesto mejor pívot de la liga (Dwight Howard), a Pau Gasol y a Kobe Bryant, lo que les asegura colgarse el cartel de favorito, pero no el anillo (aunque tanto Boston como Miami sí lo consiguieron). Este equipo necesita tiempo para acoplarse, y no parece que Mike Brown, que fue incapaz de ganar el título con Lebron en Cleveland, sea el mejor entrenador para ello. Además todo hace pensar que la Mamba Negra, en la cuesta abajo de su carrera, obsesionado con acercarse a los números de Michael Jordan seguirá lanzando treinta tiros a canasta por partido. Kobe nunca ha querido un buen base en el Staples, siempre se ha conformado con tener a su lado a Derek Fisher, y ahora tendrá que tragar con Nash.
El otro candidato es Oklahoma City Thunder, que ha mantenido un bloque que crecerá en cuanto a experiencia tras la final perdida la temporada pasada. Llama la atención la falta de refuerzos, por no hablar del sorprendente traspaso de última hora que ha llevado a la barba más conocida de la NBA y actual mejor sexto hombre rumbo a Houston. A cambio los Thunder han recibido a Kevin Martin y algún bulto más. En un principio el cambio parece a peor, y en cuanto algo salga mal, las miradas se fijarán otra vez en Westbrook, que nunca terminará de convencer.
Si hablamos del Oeste sería un grave error olvidarse de San Antonio Spurs. Sin duda los que mejor juego desplegaron el año pasado de la mano de Coach Pop. Mantienen hasta diez jugadores de primer nivel, aunque sus principales estrellas siguen cumpliendo años.
Podrían repetir enfrentamiento en Playoffs Los Ángeles Clippers y Memphis Grizzlies. Los californianos han perdido importantes piezas como Mo Williams, Randy Foye, Nick Young o Reggie Evans. Aunque se han reforzado bien con Lamar Odom, Jamal Crawford, Willie Green o Grant Hill. Además recuperan a Chauncey Billups, que podría ser importante en la postemporada. Por su parte, la vida en Tennessee sigue igual. Buen equipo que tendrá que superar el fracaso del año pasado.
La sorpresa podría ser Minnesota Timberwolves. Se han quitado de encima a jugadores que no tenían sitio como Michael Beasley o Darko Milicic y los han sustituido por buenos nombres como Brandon Roy Andrei Kirilenko Alexey Shved o Chase Budinger. Aunque su verdadero rendimiento no se verá hasta el 2013 cuando vuelvan los lesionados Ricky Rubio y Kevin Love.
Lo tienen todo para superar el nivel de la temporada pasada Denver Nuggets. La pizarra de George Karl sigue funcionando, Ty Lawson crece cada partido, y le han puesto la guinda al pastel, Andre Iguodala.
Poco se puede decir de Dallas Mavericks, una franquicia en constante reconstrucción. Su extravagante propietario, Mark Cuban, se empeñó en desmontar un equipo campeón, y vaya si lo logró. Y ahora parece más interesado en salir en algún capítulo de “El séquito” que en volver a formar una gran plantilla. Los texanos se jugarán el último puesto de Playoffs con Houston Rockets y Utah Jazz.
Atractivos serán New Orleans Hornets, habrá que seguirlos muy de cerca. En la lotería del draft les ha tocado el gran defensor y nº1 del draft, Anthony Davis y el talentoso base Austin Rivers (hijo de Doc). También han hecho buenos fichajes como Ryan Anderson, el jugador más mejorado el año pasado, o Robin Lopez, y han conseguido mantener a Eric Gordon.
También crecerá como equipo Sacramento Kings. Buena pareja interior van a formar Demarcus Cousins y el rookie Thomas Robinson, sin duda una de las mejores de la liga. Además han incorporado un buen base como Aroon Brooks.

 Mis pronósticos

CAMPEÓN NBA: Miami Heat. Los de Spoelstra no lo tendrán fácil, pero el segundo anillo consecutivo confirmará el comienza de la hegemonía de Lebron James.
MVP FINALES: Lebron James. Si Miami consigue revalidad título parece impensable que no se lo lleve el número 6.
CAMPEÓN CONFERENCIA OESTE: Oklahoma City Thunder. La experiencia del año pasado ayudará a los de Scott Brooks a superar a los Spurs y a los Lakers, de los que no descarto un descalabro en Playoffs.
CAMPEÓN CONFERENCIA ESTE: Miami Heat. Por todo lo dicho anteriormente.
MVP TEMPORADA: Lebron James. Su nueva posición de cuatro le ayudará a engordar sus estadísticas. Sus números se acercarán peligrosamente al triple doble. Será su cuarto premio individual como el mejor de toda la temporada, igualará a Wilt Chamberlain, y sólo estará por debajo de los cinco de Michael Jordan y Bill Russell y los seis de Kareem Abdul-Jabbar. El único capaz de quitarle el galardón será Kevin Durant.
ENTRENADOR DEL AÑO: Rick Adelman (Minnesota Timberwolves). Gran entrenador con experiencia que ya estuvo cerca de conseguir el premio con Sacramento King y Houston Rockets. Como rivales tendrá a Eric Spoelstra, si deciden reconocerle algún mérito, y a Avery Johnson si consigue hacer una buena temporada con los Brooklyn Nets. Ya ganó uno con Dallas.
ROOKIE DEL AÑO: Anthony Davis reemplazará a Kyrie Irving. El unicejo disputará casi todos los minutos y se hinchará a coger rebotes y hacer tapones. Aunque en los partidos de pretemporada ha destacado y se ha colado en las quinielas Damian Lillard. Ojo también a Thomas Robinson.
MEJOR SEXTO HOMBRE: La marcha de Harden a Houston lo ha cambiado todo. Podría ser su sustituto en Oklahoma, Kevin Martín, aunque es un tanto irregular. Otra opción sería Ray Allen, que será pieza importante en el equipo campeón. Pero mi apuesta es Jasón Terry, que será el revulsivo de unos renacidos Celtics, que llegarán lejos.
JUGADOR MÁS MEJORADO: OJ Mayo. El galardón más abierto sin duda. OJ ha cambiado el papel de secundario en Memphis por el de principal en Dallas. Cuban ha dicho de él que tenía potencial para ser una estrella en la NBA. Lo que hace pensar que tiene total libertad para tirarse hasta las zapatillas. Si mete alguna, acabará la temporada con buenos números. Otra opción sería JaVale McGee, que tendrá un papel importante en Denver, un equipo al que muchos colocan como la gran sorpresa de la temporada.
JUGADOR DEFENSIVO DEL AÑO: Serge Ibaka. El español ya debió ganarlo el año pasado, aunque finalmente se lo arrebató injustamente Chandler, que sorprendentemente no estaba en el mejor quinteto defensivo. Como principal rival tendrá a Dwight Howard, que podría conseguir su cuarto premio.

domingo, 28 de octubre de 2012

Ring James




Lebron James hizo su primera aparición en la NBA el 29 de octubre de 2003 ante Sacramento Kings con 25 puntos, 6 rebotes, 9 asistencias y 4 robos. Era el debut soñado del jugador que estaba llamado a ser el dominador absoluto de este deporte durante los próximos años. Uno más en la lista de los nuevos Michael Jordan.
Entre los logros que ha conseguido en la liga está el de batir absolutamente todos los récords de anotación, en cuanto a precocidad, y sobre todo el de conseguir tres MVPs. Sin embargo, muchos fueron los que le acusaron de anteponer sus éxitos individuales a los del equipo. Y eso que él solito consiguió en el 2007 llevar a una ciudad insulsa e insípida como Cleveland a las Finales de la NBA por primera vez en su historia. A pesar sus 22 añitos, sus números fueron más que aceptables (22 puntos, 7 rebotes y 6,8 asistencias), aunque ni mucho menos sirvieron para evitar que San Antonio Spurs, dirigidos por Coach Pop y liderados por Duncan, Parker y  Ginobili, se llevara el título por un contundente 4-0.
Tres años después de la derrota James seguía estancado en Cleveland. Temporada tras temporada intentaron buscarle una plantilla a su medida, pero ni siquiera fueron capaces de volver a otra final. Fue entonces, cuando tras acabar contrato tomó la famosa “decisión”. No hace falta decir que era el agente libre más cotizado del mercado, y que toda franquicia con aspiraciones buscó hacerle un hueco, era la guinda que todos querían incorporar a su plantilla.
Sus grandes opciones eran, en un principio, seguir en Cleveland (para que no le acusasen de abandonar el barco) o convertirse en un knickerbocker. En la temporada anterior cada vez que visitaba la Gran Manzana todo el MSG coreaba su nombre en señal de que la ciudad le esperaba con los brazos abiertos. Incluso llegó a sonar también New Jersey Nets, por su amistad con Jay Z.
Pero fue tras un esperpéntico espectáculo televisivo cuando dijo que optaba por el camino fácil para conseguir el ansiado anillo: Miami Heat. Pat Riley conseguía así formar un equipo de estrellas con LJ, Bosh y Wade (lo mejor del draft de 2003, salvo Melo), como ya hiciera en 2007 Danny Ainge juntando en Boston a Pierce, Garnett y Allen.
En una primera temporada llena de altibajos se colaron en la final contra Dallas. Pero un irreconocible Lebron fue incapaz de evitar la derrota, vio tan cerca el título que se encogió. Era la segunda vez que se quedaba a las puertas del anillo, y la leyenda del cagón crecía a marchas forzadas. Por entonces, el de Akron era un jugador dominante, nadie dudaba de su portentoso físico, de su talento y polivalencia, pero sin campeonato no había reconocimiento.
La segunda temporada de “The Chosen One” en el sur de Florida era clave, no podía sumar un enésimo fracaso. Cuando más presión existía sobre él, cuando más escuchaba en su cabeza las risas de sus críticos por perder una hipotética tercera final, dio el paso más importante de su carrera. Pensó que no se le podía escapar otra final más y promedió 28,6 puntos, 10,2 rebotes y 7,4 asistencias para batir a los Thunder de Durant, el único que a día de hoy puede hacerle sombra.
El martes recibirá Lebron James de manos de David Stern su primer anillo de campeón de la NBA. A partir de ese día se despojará de la rémora que ha llevado consigo todos estos años, ese obstáculo que le ha tenido cohibido hasta ahora. Desde entonces, nada será igual, el King ya no tiene límites, tiene todo el futuro por delante para convertirse en lo que él quiera.

Cualquier comparación es odiosa

Desde que Lebron consiguió su primer título de la NBA, Barkley, Pippen, o el Maestro Zen (Phil Jackson), entre otros, se han apresurado a decir que Lebron puede superar a Michael Jordan. Nada más lejos de la realidad. Todos ellos deberían lavarse la boca antes de hablar de tal comparación. No existe el debate, porque ningún jugador del mundo (ni siquiera James, ya ni hablamos de Kobe) puede equipararse con Air. Nunca hemos visto, ni veremos, a alguien con la capacidad de dominar un deporte de tal manera.
 A su llegada a Miami Lebron decidió dejar atrás el número 23 de MJ que usaba en Cleveland, seguramente para evitar precisamente estas comparaciones. Desde entonces utiliza el 6 de otro de sus ídolos, Julius Erving. Mucho mejor, donde va a parar.

domingo, 21 de octubre de 2012

Rudylusión




El 13 de abril de 1995 el Real Madrid levantó en Zaragoza su octava Euroliga de baloncesto. Los 23 puntos y 6 rebotes de Arvydas Sabonis y los 16 tantos de Joe Arlauckas fueron suficientes para que los blancos venciesen 73-61 al Olympiakos. Sólo un año después y guiados otra vez por el inmortal Željko Obradović, los merengues volvieron a la Final Four de París, aunque esta vez cayeron con el Barcelona en semifinales.
Desde entonces, el equipo más laureado de Europa (como en fútbol) no ha vuelto a alzar el máximo título continental. Es más, sólo ha conseguido llegar a otra Final Four, la de 2011 en la ciudad condal, donde fueron apeados de la final por el Maccabi Tel Aviv.
Qué hace pensar que este año sí
El cambio de mentalidad respecto a otras temporadas se podría centrar en una sola figura: Rudy Fernández, el mayor talento puro de toda Europa (que me perdonen el macedonio McCalebb y los últimos MVPs de las finales, los helenos Spanoulis y Diamantidis). Aunque sería terriblemente injusto quedarse exclusivamente en eso, porque Pablo Laso tiene esta temporada en sus manos un puzzle con muchas más piezas, un equipo fetén.
La espectacular progresión de Sergio Rodríguez le ha afianzado en el puesto de base titular. Nadie duda de las cualidades del canario para jugar a este deporte, y posiblemente su único talón de Aquiles sea la defensa. Algo que, sin embargo, sí tiene Draper, una de las nuevas caras para esta campaña. Y no hay que olvidarse de la polivalencia de Llull, al que le ayudaría a mejorar su juego el saber que ya no es la estrella del equipo, como antaño.
Buen refuerzo parece también, a priori, Slaughter. El estadounidense aporta un nivel de intimidación que hace mucho tiempo que no se veía por el Palacio de los Deportes y Vistalegre, a excepción de los meses que pudimos disfrutar de Iblocka.
Mención aparte merece el lujo que supone tener al francotirador Carrol jugando sólo quince minutos por partido. Aunque en ese escueto tiempo, Jaycee es capaz de hacer un roto a cualquier defensa a base de triples.
No quiero dejar de lado, Dios me libre, a Mirotic. El montenegrino desprende talento por los cuatro costados y domina absolutamente todas las facetas del juego, desde los movimientos en el poste, hasta las penetraciones o la visión de juego, sin olvidar los tiros de dos y de tres. Aunque mucho me temo que su futuro no muy lejano está al otro lado del charco.
Para completar el roster (como dicen los americanos) están jugadores que perfectamente podrían ser titulares en cualquier otro club, como Pocius, Suárez o el incombustible Felipe Reyes, al que una vez ya retirado y en el sofá de su casa le seguirán cayendo los balones en las manos.
Quizás el único pero de la plantilla es la falta de un cinco de peso. En este comienzo de temporada los blancos ya han sufrido a Sofo (Schortsanitis de toda la vida), y a su copia barata y desmejorada, el australiano Jawai. Un problema que podría solucionarse con un pequeño parche como el inminente fichaje del brasileño Hettsheimeir, con sus 2,08 metros y sus casi 120 kilos.
Posiblemente el jugador menos acertado en este arranque de temporada es Begic. Si el esloveno no espabila tomará el mismo camino que Tomic (buen regalo-marrón para el máximo rival de los blancos, por lo menos en España). Y es que en el baloncesto los jugadores que en lugar de sangre tienen horchata no tienen cabida.
Por todo esto, el Real Madrid volverá al cetro europeo. Además sus seguidores volverán a vibrar, como en otras épocas, con un juego vistoso, vibrante y de ataque, justo cuando parece que en Europa priman las defensas. Un pequeño oasis dentro del mundo FIBA.
Principales rivales
Pero ojo porque los merengues no están solos y nadie les va a regalar la novena Euroliga. Si en España parece no haber rival para los de Laso, diferente panorama hay en la competición continental. A los siempre temibles y competitivos griegos (Panathinaikos y Olympiakos, últimos vencedores) hay que sumarle el CSKA de Messina, y por supuesto el Fenerbahce, que a golpe de talonario ha juntado a lo mejor del último Montepaschi (Andersen, McCalebb o el entrenador Pianigiani) y buena parte del Panathinaikos (Batiste y Sato). Sin olvidar que tienen el aliciente de convertirse en el primer club otomano en ganar la Euroliga.

domingo, 14 de octubre de 2012

Domin-drama





El domingo es sin duda el día más singular de toda la semana. Uno se levanta con una sonrisa de oreja a oreja recordando vagamente las fechorías realizadas la noche anterior. Y una vez ya activado, tras ingerir la dosis necesaria de ibuprofenos, se da cuenta de que tiene por delante un largo día de ocio y entretenimiento. Aunque esta sensación de liberación dura más bien poco. Conforme avanzan las horas y se acerca peligrosamente el temido lunes, el cambio de actitud es irremediable. La idea de ver una nueva semana a la vuelta de la esquina atormenta a cualquiera.

Para muchos las únicas armas para defenderse de este sentimiento de desolación son un sofá, un mando, y una tarde repleta de partidos de fútbol de las mejores y más diversas ligas del mundo. Porque para conseguir no pensar en la larga jornada laboral que se avecina, podría bastar con un simple Stoke City-Swansea o un Palermo-Pescara. Sin embargo, cuando el partido más interesante que te puedes encontrar en todo el fin de semana es un insípido derbi andaluz entre Almería y Córdoba, no hay clavo ardiendo al que agarrarse.

No es de recibo que después del apasionante Madrid-Barça del pasado domingo, con los dos mejores jugadores del mundo en plena ebullición, haya un parón liguero. No parece que sea el mejor momento para quitarse la elástica de tu amado club y enfundarse la camisola nacional, aunque sí que es verdad que con todo este asunto de Cataluña, apetece más que nunca.

Las pasiones que despierta la selección española en estos partidos de solteros contra casados están muy lejos de las que levantan en las grandes competiciones. Son encuentros de chichinabo que solo sirven para que los jugadores sumen internacionalidades y superen absurdos récords. El partido fantasma contra Bielorrusia no puede saciar el hambre de fútbol de la sociedad española, e incluso el encuentro del martes contra Francia resulta descafeinado. Y es que muchos años tendrán que esperar los blues para vivir una nueva generación de oro como la que ganó su Mundial en 1998 o la Eurocopa del 2000, liderada por el gran Zizou. Mucho tiempo pasará hasta que nuestros simpáticos vecinos levanten otra Copa del Mundo o consigan un nuevo título en Roland Garros. Hasta entonces, muy a su pesar, se tendrán que conformar con disfrutar de nuestros éxitos deportivos.

Debería abrirse un debate sobre los partidos clasificatorios. Una buena opción sería jugarlos todos seguidos al principio o al final de cada temporada. Tendríamos que aprender de otros deportes como el baloncesto, y especialmente de la NBA. Donde en menos de seis meses cada equipo disputa un total de 82 partidos sin interrupciones, ni por las selecciones, ni siquiera por las fiestas navideñas.

Lo único bueno de este parón liguero es que hasta las Navidades no habrá otro. Por lo que los domingos hasta entonces serán domingos, pero menos drama que éste.

Cambiando radicalmente de asunto, llama poderosamente la atención que el acontecimiento deportivo del día sea que un tal Félix (que no es el famoso gato) salte al vacío desde la estratosfera. Una semana entera lleva todo el mundo en vilo, pendiente de si las fuertes rachas de viento en el desierto de Nueva México iban a permitir realizar por fin semejante hazaña: romper la barrera del sonido. Muchos son los que han catalogado el hecho como uno de los mayores logros del ser humano, pero realmente no sé hasta qué punto es un hito o una gran campaña de publicidad de Red Bull.

martes, 9 de octubre de 2012

Dos años es mucho tiempo



En ese período de tiempo Florentino Pérez juntó a Figo, Zidane y Ronaldo (y algún pavón que otro). También en un solo bienio desfilaron por el banquillo del Bernabéu Queiroz, Camacho, García Remón, Luxemburgo y López Caro, uno detrás de otro. Y es que 24 meses dan para mucho, incluso para dar la vuelta a la tortilla.

El 29 de noviembre de 2010 Mourinho visitaba por primera vez el Camp Nou como entrenador del Real Madrid. Y el correctivo fue muy duro 5-0. Aunque seguramente lo peor fue la imagen dejada por los blancos, que se sintieron completamente incapaces de competir con los de Guardiola.

Las críticas fueron por entonces fuertes y merecidas por igual. Que si el de Setúbal no podía entrenar al Real Madrid porque sus valores no coincidían con los del mejor club del siglo XX, el famoso señorío, que cada uno lo interpreta a su gusto. Que si Guardiola tenía la pócima secreta del fútbol, y el resto de los equipos sólo podían mirar y aplaudir su juego. Que si Cristiano se nublaba contra el Barcelona y veía la portería como una de futbito.

Desde entonces en los Clásicos se han producido victorias culés, triunfos merengues y empates, pero con una interesante novedad: los blancos nunca han vuelto a agachar cabeza, sino que ahora miran a la cara a los azulgranas. Algo que ha provocado directa o indirectamente la marcha de Guardiola a Central Park, lejos de su queridísima Cataluña, tras conseguir una pírrica Copa del Rey.

El empate de ayer vino a confirmar la tendencia conseguida con el triunfo que aseguró la pasada Liga y la victoria en la Supercopa de España. Un reparto de puntos que se produjo por una extraña falta de ambición de los merengues, que perdieron una oportunidad de lujo para meter mano a los culés y reducir los exagerados ocho puntos que les separan en la tabla.

Los culés siempre se han aferrado, fuese cual fuese el resultado, a la posesión y los tiros a puerta. Decían que los blancos solo podían hacerles frente con juego duro que muchas veces traspasaba los límites del fair play. Pero tras el partido de ayer, ni a eso se pueden agarrar. Los madridistas tiraron más a puerta e hicieron menos faltas, a pesar de que un perdido Tito (al que le queda el puesto mas grande que a la alcaldesa madrileña Ana Botella) pidiese un video con las entradas de Pepe que nadie vio. Eso sí, la posesión, por enésima vez, fue para ellos. Una posesión muy práctica si tenemos en cuenta que Casillas no intervino ni una sola vez en todo el encuentro.

Basta con ver tanto a Pepe (que ayer cometió posiblemente su único fallo defensivo del año, mal momento eligió) como un perdonado y resucitado Ramos se atreven a recibir en el medio del campo a Messi, sin recular hasta su portero como hacen todos los defensas (sin excepciones) de la supuesta mejor liga del mundo.

Durante estos últimos años de éxito blaugrana, muchos son los que lo atribuían a su estilo de juego, único e inconfundible, y que no dejaban de lado ni a las duras ni a las maduras. Pero donde muchos ven virtud yo veo defecto. No puede ser que "el mejor equipo de la historia" no tenga alternativas en su forma de jugar. Algo que sin embargo sí tienen los de Mourinho, que dependiendo del rival y del momento del partido optan por el denostado trivote, por jugar con dos bajitos o por sacar dos delanteros, perro y gato.

Muchos y recientes han sido los éxitos del Barcelona, y casi todos merecidos. Pero quizás si hubiesen tenido un plan B contra el Inter de Milán en 2010 o contra el Chelsea el pasado año, tendrían en sus vitrinas dos orejonas más, y se acercarían un poco a las nueve (o diez) del Real Madrid.