lunes, 26 de noviembre de 2012

Rory para rato



Rory McIlroy ha cerrado una temporada espectacular de la mejor manera posible, con un trabajado triunfo en el DP World Tour Championship de Dubai. El norirlandés firmó cinco birdies consecutivos en los últimos hoyos para imponerse al inglés Justin Rose por dos golpes.

Finaliza así un año que le ha consagrado como el mejor golfista del momento, y todo parece indicar que su liderazgo va para largo. Con solo 23 años ha acabado primero en las dos listas de ganancias (europea y americana) y en el ranking mundial. Y a lo largo del 2012 se ha embolsado la nada desdeñable cifra de casi 12 millones de dólares (más de 9 millones de euros), superando así el anterior récord, en poder de Tiger Woods desde 2007.
En menos de doce meses ha logrado 5 torneos, entre ellos el PGA Championship, su segunda victoria en un major. A lo que hay que sumar el triunfo de la Ryder Cup celebrada en Medinah, donde tuvo un papel importante en la remontada europea
Aunque por encima de sus inmejorables resultados están su juego y, sobre todo, su mentalidad. Rory ha dominado este deporte de cabo a rabo, recordando al mejor Tiger, que intenta ahora resurgir de sus cenizas. Gana los torneos destrozando los campos, es una auténtica máquina de hacer birdies.
Domina todas las facetas del golf, con un drive poderoso y regular, un juego corto preciso y buscando siempre trapo, buenas recuperaciones cuando erra un golpe, y un putt certero y demoledor, aunque quizás sea su punto más débil. No hay fisuras en su juego, que crece cada día.
En su corta carrera ya ha ganados dos grandes, y ambos con una diferencia de ocho golpes. Todavía quedan muy lejos, a años luz, los 18 que tiene en su casa el Oso Dorado (Jack Nicklaus), y los 14 de Tiger Woods. Pero no hay que olvidar que McIlroy ha logrado su segundo siendo cuatro meses más joven que cuando lo consiguió Tiger. Aún no se le puede comparar con estos genios, pero condiciones tiene de sobra para soñar con igualarles, o incluso superarles. El futuro es suyo.
Las grandes marcas lógicamente se pelean por él, y parece que Nike ha tomado la delantera en la carrera. Dicen los expertos que cambiar de palos puede ser peligroso para su swing, que a lo mejor requiere un tiempo de adaptación. Pero sinceramente, viendo las cualidades golfísticas de McIlroy, el don con el que ha nacido para jugar a este deporte, no creo que tenga problema alguno.
El que tendrá que esperar otra temporada más para ganar su primer major es Sergio García. El 2013 podría ser, por fin, el año de El Niño.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Perro ladrador, poco mordedor





"Si tienes un perro cazas más; si tienes un gato cazas menos, pero cazas". José Mourinho se refería así a la baja de Higuaín y a la titularidad de Benzema en la visita del Madrid a La Romareda el 12 de diciembre de 2010. Los blancos ganaron 1-3, aunque el felino ese día no mojó.
Casi dos años después no estaría mal preguntar al técnico de Setúbal si los papeles han cambiado, si el can se ha convertido en minino. De este turbulento debate, lo único que queda claro es que hablamos de dos delanteros completamente diferentes, como el día y la noche.
El Pipita fichó por el Madrid en diciembre de 2006 por 13 millones de euros, con el olvidado Ramón Calderón como presidente. Desde entonces ha marcado 111 goles en 233 partidos oficiales. Por lo que si no calculo mal tiene un promedio de 0,48.
Por su parte, Karim llegó a Chamartín en verano de 2009 por la friolera de 35 millones de euros, eso sí, de la mano de Florentino Pérez. En las dos primeras campañas hizo méritos de sobra para salir por la puerta trasera del Santiago Bernabéu, pero se trataba de un fichaje del ser superior, así que había que tener paciencia. Aún así su media goleadora es mejor que la de su rival en el puesto y se sitúa en 0,49, con 73 goles en 149 encuentros.
Pero los datos más sangrantes los vemos en la máxima competición europea. Mientras el 9 ha anotado 16 goles en 27 partidos, el 20 sólo ha marcado 7 en un total de 40 partidos, sólo dos tantos más que Callejón.
Además Benzema no es un delantero al uso, juega de espaldas, se asocia con sus compañeros, cae a una banda y a otra y tiene un gran abanico de recursos técnicos. Lo que le permite sobradamente hacer un buen partido sin ver puerta, algo que no puede hacer ni por asomo Higuaín.
La sensación que se palpa en el ambiente es que uno lo ha dado ya todo, incluso en algún momento ha estado al 120% de sus posibilidades. Sin embargo el otro solo ha ofrecido unas gotas de todo su jugo, aún queda mucho que exprimir.
El argentino ni en sus mejores sueños estará en la lista de los jugadores top (como diría Mou). Por el contrario, el francés parece que sí puede codearse con los mejores. Nadie se atreve a ponerle techo, y parece que sus mejores momentos están por llegar.
Quizás su máximo rival está en su propia actitud, juega con la misma intensidad con la que lo hacía en las calles de Lyon cuando era un niño, como si la cosa no fuese con él. Una apatía similar a la que padecía Ronaldo (el fuerte), pero éste podía permitírselo, por algo ha sido el mejor delantero de la historia del fútbol.
Un verano más parece que la puerta está abierta para Higuaín, pero al final por hache o por be no termina de dejar el club. Una salida en la que ganarían todos. El Madrid podría adquirir en el mercado una pieza mejor, un killer del área como Falcao, Agüero o Llorente (el sábado habló el Bernabéu). Y el jugador podría cumplir su sueño y convertirse en la estrella de un gran equipo, por supuesto un escalón o dos por debajo del mejor club del siglo XX. Seguramente allí le reconocerían como es debido sus méritos, que son muchos.
La posible salida de Gonzalo, incluso la de CR7, permitiría al galo jugar de segundo punta, una posición que le vendría como anillo al dedo, con una referencia delante a la que darla de comer.
Su venta pondría fin al debate del 9. Muerto el perro, se acabó la rabia.

lunes, 12 de noviembre de 2012

No Phil, no ring






Más vale tarde que nunca. Tras doce derrotas en trece partidos (incluyendo la pretemporada) Los Ángeles Lakers han despedido a Mike Brown. En poco más de un año dirigiendo a Kobe y compañía ha cosechado 47 victorias, 36 derrotas y una eliminación en la segunda ronda de los pasados playoffs ante Oklahoma City Thunders; sin duda, un pobre balance.

El entrenador que fue incapaz de logar un anillo con LeBron James en Cleveland no parecía el más apropiado para colocar con precisión las nuevas piezas del equipo angelino. Aun así, Jerry Buss optó por darle una oportunidad esta temporada. En defensa de Brown diré que no es el único culpable, ni mucho menos, del pésimo arranque liguero. No basta con fichar a estrellas de liga, se trata de formar un equipo que devuelva el título a LA. La planificación de la plantilla no ha sido la mejor, y el banquillo es similar o peor que el que disponía ayer José Mourinho en el campo del Levante.

Con la salida de Brown comenzó el baile de nombres para sustituirle (Jerry Sloan, Bernie Bickerstaff, Brian Shaw, Phil Jackson y Mike D´Antoni). Aunque el Staples Center pronto se decantó: “WE WANT PHIL”. Todo parecía hecho, incluso la prensa local cifraba en un 95% las posibilidades de la vuelta del señor de los anillos. Pero su gozo en un pozo.

Todo parecía cuadrar. El Maestro Zen podría optar a conseguir su decimocuarto anillo ( ya tiene dos como jugador de Knicks, seis como entrenador de Bulls y cinco como entrenador de Lakers) y en California le esperaban como agua de mayo. Pero sus altas pretensiones (pedía entre 10 y 15 millones de dólares al año) han llevado a la directiva de los Lakers a decantarse por el plan B o C: Mike D'Antoni.

Su escueto palmarés se limita a su época en Italia. Y posiblemente su mayor éxito en la NBA  ha sido ser nombrado mejor entrenador del año en 2005 con Phoenix Suns. Precisamente en Arizona llegó a disputar las finales de conferencia, con un juego dinámico y ofensivo, gracias a la terna Nash-Stoudamire-Marion. Aunque nunca llegaron a luchar por el Trofeo Larry O'Brien.

Su última aparición en los banquillos nos lleva a Nueva York Knicks, de donde fue despedido hace solo ocho meses. En la Gran Manzana se encontró con la llegada de Carmelo Anthony y Amare Stoudamire, y se le encomendó la labor de solucionar la lucha de egos entre ambos, y hacer de los knickerbockers un equipo competitivo. Entonces no lo logró. En las tres temporadas y media que entrenó en la ciudad de los rascacielos ganó 121 partidos y perdió 171, además solo llegó a playoffs una vez, donde cayó estrepitosamente en primera ronda 4-0 ante Boston Celtics.

Nos quieren vender su fichaje como la vuelta del Showtime. Desde luego, su apuesta es más atractiva que la de Brown, las puntuaciones altas estarán aseguradas, pero cuando lleguen los playoffs habrá que ver si estarán preparados para defender a los mejores equipos de la liga. Ha firmado por cuatro temporadas, pero un fracaso este año le pondrá en el disparadero.

A priori parece que cuenta con el apoyo de Nash, que fue elegido MVP en 2005 y 2006 bajo sus órdenes, y de Bryant, con quien compartió oro en las últimas olimpiadas de Londres (D´Antoni era uno de los numerosos ayudantes de 'Coach K'). Pero la sombra de Phil Jackson es muy alargada, y hasta que lleguen los primeros resultados se seguirá escuchando el runrún del Staples: "WE WANT PHIL".

La rebelión de los modestos




Pocos son los equipos que se atreven a salir con todo a por la victoria en el Santiago Bernabéu o en Stamford Bridge. Y eso es exactamente lo que vimos la semana pasada con el Borussia Dortmund y el Shakhtar Donetsk. Al final ninguno se llevó los tres puntos, pero la puesta en escena queda ahí.
Dos conjuntos con algunos rasgos en común. Ambos han ganado las dos últimas ligas de su país, y lo que es más importante, han conseguido mantener el bloque que les hizo llegar al título, así como sus entrenadores: Jurgen Klopp y Mircea Lucescu.
Por eso, viendo además que los grandes de Europa no están en su mejor momento en cuanto a juego y resultados, me atrevo a colocarlos como candidatos a levantar La Orejona. Aunque es verdad que les falta el empaque de los equipos grandes, y habría que verlos torear en plazas mayores, saber si son capaces de mostrar este atrevimiento que han mostrado hasta ahora en rondas más avanzadas, como en una hipotética semifinal.
Pero vamos por partes, primero el caso alemán. El Borussia Dortmund le ha arrebatado las dos últimas Bundesligas al todopoderoso Bayern Munich (aunque esta temporada parece imposible repetir la hazaña). El conjunto que dirige con maestría desde hace cinco años Klopp está bien armado atrás con un decente portero (Wiedenfeller), centrales de gran envergadura y categoría (Subotic y Hummels) y laterales de largo recorrido (Piszczek y Schmelzer).
El centro del campo está en manos de dos mediocentros de contención (Gündogan y Kehl) que dan absoluta libertad a los tres magos del equipo (Goetze, Blaszczykowski y Reus, la guinda del pastel que han traído este año del otro Borussia, el de Mönchengladbach).
Y arriba un nueve puro (Lewandowski), de los de toda la vida, que precisamente fue el principal culpable de los dos goles que encajó el otro día el Madrid, con sendas prolongaciones para Reus, que ya ha dejado su impronta en el campo del Madrid y del Manchester City, y Goetze.
Los alemanes están prácticamente en octavos, casi seguro como primeros de grupo, y a ver quién es el listo que los elimina a doble partido. De momento, el Madrid, el Manchester City y el Ajax han sido sus primeras víctimas.
Y ahora toca hablar de la verdadera sensación de la competición: el Shakhtar Donetsk. Un equipo sin rival en su país, pero que en Europa es capaz de jugar de tú a tú a cualquiera, como bien saben ya Juventus y Chelsea (uno se va a quedar fuera).
Hasta que Lucescu cogió las riendas del equipo en 2004 sólo habían ganado una liga ucraniana en su historia. Y desde entonces han alzado seis de las últimas ocho. Una competición que ha sido dominada históricamente por el Dynamo de Kiev.
La fantasía la ponen sin duda el clan de los brasileños (hasta nueve en la plantilla), liderados por Luiz Adriano, Alex Teixeira y, sobre todo, Fernandinho y William (que acabará en un grande). Ellos han sido los artífices del mejor juego visto hasta la fecha en la máxima competición europea.
Atrás, sin embargo, optan por jugadores experimentados de la Europa del Este como Srna, Rat, Hübschman, Kucher y el portero Pyatov, quizás el eslabón más flojo de la cadena ucraniana.
Pieza clave en el equipo es el armenio Mkhitaryan, el lazo de unión entre la parte de atrás y la de arriba, y que ha sorprendido esta temporada con sus llegadas continuas al área, cada temporada sus números goleadores crecen notablemente.
Hasta la derrota sufrida la semana pasada en Londres, sumaban 35 partidos sin perder en todas las competiciones. De hecho lidera la liga de su país con 14 victorias en los mismos partidos.

Pero el favoritismo de estos dos equipos no deja de ser un sueño, la ilusión de que David pueda derribar otra vez a Goliat. Todos sabemos que tanto el Madrid como el Barcelona parecen haberse tomado este año la competición con más tranquilidad visto el fracaso del año anterior, cuando se pasearon hasta llegar a las semifinales, donde cayeron con estrépito. Esta temporada parece que será otra cosa.

domingo, 4 de noviembre de 2012

NO al fútbol moderno




Es inevitable, no hay nada que hacer, la supuesta mejor liga del mundo se va al garete. Nos ha costado años superar a la Premier League y ahora lo tiramos, bueno lo tiran, todo por la borda. Y para muestra un botón.

Horarios. La Liga BBVA es la única competición del planeta, que yo conozca, en la que nunca coinciden dos partidos a la misma hora. Algo que no tiene ni pies ni cabeza. Dicen los mandamases que así podemos disfrutar de absolutamente todos los encuentros de la jornada. Pero que no nos engañen, el seguidor del Celta, por ejemplo, no se traga un partido del Osasuna, sin apuestas de por medio. Los aficionados siguen los partidos de sus equipos, y como mucho los del Madrid o el Barça, el resto se la refanfinfla. Con estos horarios lo único que consiguen es acabar con los carruseles, con las tardes pegadas al transistor y con los famosos goles en Las Gaunas.
Ir al fútbol es un lujo. Hace poco más de una semana el Madrid jugaba en Dortmund. Parece lógico que el club germano aprovechase la visita de los blancos para poner el precio de las entradas por las nubes. Pero en Alemania no son así, y un Borussia-Madrid de Champions se podía ver en directo en el antiguo Westfalenstadion (ahora llamado Signal Iduna Park) por sólo 15 euros.
Unos días más tarde los de Mou visitaban el Iberostar Estadio (San Moix de toda la vida) para enfrentarse al Mallorca. Y los precios tenían poco o nada que ver, oscilaban entre los 65 y los 135 euros. Será precisamente por eso por lo que da gusto ver los campos de la Bundesliga, y por lo que parece que alguno de los partidos de la liga española se juega a puerta cerrada.
No todo vale por dinero. Hubo un día, no muy lejano, en el que los dirigentes de los clubes pensaban únicamente en sus socios. Ahora los intereses son bien distintos, prima la publicidad, que unos pocos se llenen los bolsillos de billetes.
Los espabilados dirigentes de la liga han optado por poner un encuentro el domingo a las 12 de la mañana, para que lo puedan seguir en el mercado más emergente del mundo, el chino. Pero la verdad es que uno no se imagina a un oriental sentado en un sofá ansioso con el previo de un apasionante Granada-Depor. La última gran ocurrencia que han tenido es llevar la Supercopa de España a China, sin duda un campo neutral, aunque no parece que facilitaría el desplazamiento de las dos aficiones que la disputen.
Otra gran idea, esta por parte de los clubes, es la del cambio continuo de camisetas, cada año una nueva. Da igual la tradición labrada tras cientos de años de historia. Lo que nos permite ver a Messi y compañía vestidos de salmón, de verde cirujano, o la gota que colma el vaso, de pirulo tropical. El Madrid tampoco se queda corto y ha abandonado su segundo color (el morado o azul) por el rojo y el verde. Incluso los patrocinadores ya no tienen nada que ver con los de antes. Empresas como Otaysa, Parmalat, Zanussi o Teka dejan paso ahora a otras de dudosa reputación como Bwin o Qatar Foundation.
Exilio. Es cierto que en la actualidad tenemos a los tres mejores jugadores del planeta (CR7, Messi y Falcao), pero posiblemente dos de ellos nos abandonen en verano. Y es que poco a poco se nota un cambio de tendencia, hace unos años todo futbolista soñaba con emigrar de su país para recalar en España. Ahora pasa todo lo contrario, ahí tenemos los casos de Cazorla, Mata, De Gea, Silva o Borja Valero, que han hecho las maletas para crecer como jugadores. Y eso que todos ellos podrían, y deberían, estar en las grandes plantillas de la liga.
Nos podemos consolar con que la Serie A está aún peor que la nuestra. Pero cuidado, porque con los que organizan nuestra liga no tardaremos en alcanzarles, tiempo al tiempo. Mientras tanto podemos disfrutar de la Premier y de la Bundesliga.