"Si tienes un perro cazas más; si tienes un gato cazas menos, pero cazas". José Mourinho se refería así a la baja de Higuaín y a la titularidad de Benzema en la visita del Madrid a La Romareda el 12 de diciembre de 2010. Los blancos ganaron 1-3, aunque el felino ese día no mojó.
Casi dos años después no estaría mal preguntar al técnico de Setúbal si los papeles han cambiado, si el can se ha convertido en minino. De este turbulento debate, lo único que queda claro es que hablamos de dos delanteros completamente diferentes, como el día y la noche.
El Pipita fichó por el Madrid en diciembre de 2006 por 13 millones de euros, con el olvidado Ramón Calderón como presidente. Desde entonces ha marcado 111 goles en 233 partidos oficiales. Por lo que si no calculo mal tiene un promedio de 0,48.
Por su parte, Karim llegó a Chamartín en verano de 2009 por la friolera de 35 millones de euros, eso sí, de la mano de Florentino Pérez. En las dos primeras campañas hizo méritos de sobra para salir por la puerta trasera del Santiago Bernabéu, pero se trataba de un fichaje del ser superior, así que había que tener paciencia. Aún así su media goleadora es mejor que la de su rival en el puesto y se sitúa en 0,49, con 73 goles en 149 encuentros.
Pero los datos más sangrantes los vemos en la máxima competición europea. Mientras el 9 ha anotado 16 goles en 27 partidos, el 20 sólo ha marcado 7 en un total de 40 partidos, sólo dos tantos más que Callejón.
Además Benzema no es un delantero al uso, juega de espaldas, se asocia con sus compañeros, cae a una banda y a otra y tiene un gran abanico de recursos técnicos. Lo que le permite sobradamente hacer un buen partido sin ver puerta, algo que no puede hacer ni por asomo Higuaín.
La sensación que se palpa en el ambiente es que uno lo ha dado ya todo, incluso en algún momento ha estado al 120% de sus posibilidades. Sin embargo el otro solo ha ofrecido unas gotas de todo su jugo, aún queda mucho que exprimir.
El argentino ni en sus mejores sueños estará en la lista de los jugadores top (como diría Mou). Por el contrario, el francés parece que sí puede codearse con los mejores. Nadie se atreve a ponerle techo, y parece que sus mejores momentos están por llegar.
Quizás su máximo rival está en su propia actitud, juega con la misma intensidad con la que lo hacía en las calles de Lyon cuando era un niño, como si la cosa no fuese con él. Una apatía similar a la que padecía Ronaldo (el fuerte), pero éste podía permitírselo, por algo ha sido el mejor delantero de la historia del fútbol.
Un verano más parece que la puerta está abierta para Higuaín, pero al final por hache o por be no termina de dejar el club. Una salida en la que ganarían todos. El Madrid podría adquirir en el mercado una pieza mejor, un killer del área como Falcao, Agüero o Llorente (el sábado habló el Bernabéu). Y el jugador podría cumplir su sueño y convertirse en la estrella de un gran equipo, por supuesto un escalón o dos por debajo del mejor club del siglo XX. Seguramente allí le reconocerían como es debido sus méritos, que son muchos.
La posible salida de Gonzalo, incluso la de CR7, permitiría al galo jugar de segundo punta, una posición que le vendría como anillo al dedo, con una referencia delante a la que darla de comer.
Su venta pondría fin al debate del 9. Muerto el perro, se acabó la rabia.

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