Gracias por
recuperar la ilusión al madridismo, por colocarnos en el lugar que nos corresponde,
y que nunca debimos abandonar, entre los grandes de Europa.
Gracias por
derrocar, o por lo menos debilitar, al Barcelona. Porque llegaste cuando ellos se
creían invencibles, cuando lo ganaban todo, cuando nadie les tosía.
Gracias por
quitar el complejo de inferioridad a nuestros jugadores. Por abrirles los ojos,
por hacerles ver que para nada eran peores, que no hay una única manera de entender
el fútbol, y que la posesión es algo totalmente secundario. Por recordar que hace
no mucho tiempo eran ellos los que estaban obsesionados con nosotros, y que
debería de volver a ser así.
Gracias por aquellos
100 puntos y 121 goles, por la liga de los récords, culminada en el Camp Nou. Porque
cuando todos firmábamos el empate se consiguió una victoria contundente. Y eso
que muchos te acusaban de amarrategui
Gracias por
explotar a Ronaldo, por convertirle en un auténtico líder, cuando antes era
jugadorazo y ególatra a partes iguales. Por disiparnos las dudas, porque ahora
ya sabemos que no hay nadie mejor que él para liderar este nuevo proyecto.
Gracias por
enseñarnos a Varane, el central del futuro y del presente. Por confiar en él
cuando apenas era un chaval y cuando más caliente estaba la temporada. Porque
todos creían que ibas a poner a Pepe tras su lesión, pero no.
Gracias por
tu profesionalidad, porque, sin ser madridista, siempre has defendido al club contra
viento y marea. Porque no te has amedrentado ante nadie, y por dejar claro que
en el Madrid nadie juega por decreto.
Gracias por
hacernos ver que nadie es imprescindible, que el mundo no se acaba sin
Casillas, que hay otros porteros que aún siendo peores lo pueden hacer incluso
mejor.
Gracias por
permitirnos soñar con la Décima, por acariciarla con las yemas de los dedos hasta
en tres ocasiones. Porque tan solo la mala suerte, nos ha privado de ella.
Gracias por
devolvernos la Copa del Rey, y encima ante el mejor Barcelona de la historia. Ese
trofeo tan odiado y silbado por el norte, pero querido por nosotros.
Gracias por
irte sin prender la mecha, sin contar las barbaridades que casi con total
seguridad se han vivido esta temporada en el vestuario; un vestuario que al
final te ha llevado por delante.

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