Cuando
a Raúl González
Blanco le dieron la
patada en el Real Madrid, otro histórico merengón como Fernando
Hierro, le calificó
como “un ferrari”.
Atrás dejaba grandísimas temporadas, y también alguna flojilla,
para que mentir. Se iba un emblema blanco que anotó 323 goles en 741
partidos; una cifra difícil de superar, o eso parecía.
No
estaría mal recurrir nuevamente al central malagueño para que
explicara con qué tipo de bólido asemejaría a Cristiano
Ronaldo. Podría ser
el Red Bull de Vettel,
que
se pasea por el mundial de Fórmula 1.
El
6 de julio de 2009 Cristiano gritaba “hala Madrid” mientras un
repleto Santiago Bernabéu le jaleaba. Llegaba con el cartel de
estrella, pero los 94 millones de euros que pagó Florentino
Pérez en su día,
parecían algo exagerados.
Ahora
cuatro años después, su fichaje no es que no parezca caro, es que
resulta hasta barato, una ganga. En sólo cuatro temporadas Ronaldo
ha ido superando uno a uno a los máximos goleadores de la historia
blanca. Tal ha sido su escalada, que ya sólo tiene por delante a
Hugo Sánchez
(208), Puskas
(237), Santillana
(288), Di Stéfano
(307) y el propio Raúl
(323). Y tras su multimillonaria, pero no por ello inmerecida
renovación de contrato, parece simplemente cuestión de tiempo que
el portugués supere a todos ellos.
La
renovación de CR7, aparte de ser casi una cuestión
de estado, es la guinda del pastel del nuevo proyecto blanco. Se
ha vivido
un verano más
que movidito
en las oficinas de
Chamartín, con fructíferas operaciones, las mejores que yo
recuerdo.
Posiblemente
lo más polémico es la marcha de Özil
, más
por lo que pueda llegar a ser que por lo que ha demostrado. Su clase
y sus dotes futbolísticas son de nivel top, como diría Mourinho;
pero su ambición y su capacidad de esfuerzo son de infantil, o
cadete a lo sumo. El tiempo dirá si ha sido una buena o una mala
decisión; por ahora parece, cuanto menos, atrevida.
Para
sustituir al alemán se ha traído a un producto nacional, que falta
hacía. Isco
parece peor que Mesut, pero futuro tiene por delante para demostrar
que puede llevar la manija del Real Madrid y de la selección.
El
resto de movimientos, tanto entradas como salidas, han sido
ejemplares. Rafa
Benítez, al que
desde aquí propongo para futuro presidente de honor del club cuando
don Alfredo
nos deje, nos ha quitado toda la morralla perenne que teníamos en el
banquillo. También ha ayudado el bueno de Galliani
con su empeño de juntar a reliquias.
Difícil
parecía buscar un sustituto a Xabi
Alonso, que termina
contrato el próximo verano. Pero el problema parece resuelto gracias
al fichaje millonario de Illarramendi,
la sorpresiva
irrupción de Casemiro,
y el paso al frente de Modric.
En
cuanto al puesto más débil de las últimas temporadas, el lateral
derecho, también se ha reforzado. Carvajal
no tardará mucho en quitar el puesto a Arbeloa,
ofreciendo así
una
opción más para el ataque.
El
fichaje de Neymar
por el Barcelona obligó al Madrid a mover ficha, a contratar a otro
galáctico, y en el mercado sólo había uno, Gareth
Bale. Y después de
unas intensas negociaciones con el rocoso Levy,
el galés ya viste de blanco. Ahora
sólo queda disfrutar de sus incansables galopadas y sus temibles
zarpazos.
El
Madrid, de momento, no carbura, ninguno sabe su rol dentro del
equipo. Pero resulta imposible pensar que esta plantilla no acabará
por funcionar, y lo hará en los momentos calientes de la temporada.
Con
Ronaldo como claro buque insignia, dejando a un lado su tristeza, la
Décima está un pasito más cerca.

iluso .. la décima la décima..todos los años igual
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