jueves, 31 de enero de 2013

Varanebauer






El 30 de enero de 2013 quedará marcado en todos los calendarios futbolísticos como el día que Raphaël Varane tomó la alternativa.

Hasta ahora siempre había cumplido sobradamente como sustituto de Sergio Ramos o de Pepe. Pero solo en esporádicas ocasiones y en plazas pequeñas. Ayer por fin, le tocó Las Ventas; en frente estaban los ágiles miuras del Barcelona.

No sólo aprobó el examen, sino que lo hizo con nota, erigiéndose como el mejor jugador del Clásico. Con la ayuda de Carvalho, al que Mourinho está exprimiendo sus últimos jugos, consiguió frenar en seco a Messi y compañía. El argentino se marchó del Santiago Bernabéu, seguramente por primera vez, sin disparar ni siquiera a puerta. El debutante Diego López no pudo conocer de primera mano cómo se las gasta Leo. 

Varane reúne todas las condiciones necesarias para marcar una época en el puesto de central: controla y conduce el balón con autoridad, su poderío físico se deja notar en los balones por alto (tanto en defensa como en ataque), su colocación es perfecta, siempre atento a los fallos de compañeros, va bien el cruce, y es rápido, muy rápido.

Además es elegante y limpio, ayer detuvo buena parte el ataque azulgrana sin cometer una sola falta en todo el encuentro. Nada que ver con los que le preceden en el puesto, que tienen una cruz marcada por casi todos los árbitros españoles, y gran parte de los europeos.

El Madrid pagó en su día 10 millones de euros por él. A priori, un precio elevado para un central con buena pinta y planta, pero que parecía bastante verde, y un tanto esmirriado. Ha disputado 32 partidos con la elástica blanca, con sólo dos derrotas (en Dortmund y en Vigo).

A muchos nos extrañó que Laurent Blanc no le incluyese en la lista bleu para la Eurocopa del año pasado. Y que sí llevase a centrales de dudosa categoría como Koscielny o Rami. Por entonces, el bueno de Raphaël había cumplido sobradamente con el Madrid y había destacado poderosamente en la sub21 gala.

Sin embargo, no es casualidad que hoy mismo, el nuevo seleccionador Didier Deschamps le haya convocado para el amistoso de la semana que viene ante Alemania. Se trata de su segunda convocatoria con los mayores, aunque contra Uruguay no llegó a debutar.

Dicho esto, mi apuesta para el Madrid 2013/2014 es la siguiente: el nuevo entrenador, sustituto de Mou, debería apresurarse en buscar un buen lateral derecho en el mercado que pueda ejercer de carrilero, para formar así una tripleta de centrales con Pepe, Ramos y Varane. Todos ellos rápidos y que pueden presionar en la mitad de cancha. La banda izquierda la ocuparía en su totalidad Marcelo.

La pregunta ahora es, cuánto estaría dispuesto a pagar el Barcelona por cualquiera de los tres centrales del Madrid. Si pagaron por Chygrynskiy 25...



martes, 29 de enero de 2013

Coser y cantar



El 8 de marzo de 1958 Suecia se impuso 22-12 a Checoslovaquia. Hasta ayer se trataba de la mayor diferencia de goles en una final de un Mundial de Balonmano. Un récord pulverizado por España tras derrotar a Dinamarca por 35-19.
Y eso que los presagios no eran los mejores. Los daneses, flamantes campeones de Europa y subcampeones del mundo (puesto que mantienen), llegaban imbatidos al Palau Sant Jordi. Tenían, por tanto, todo a su favor para alzarse con su primer mundial. Contaban con el mejor portero del campeonato, el espigado Niklas Landin, con el máximo goleador, Anders Eggert (52 tantos en los 8 partidos disputados hasta la fecha), y con la superestrella Mikkel Hansen, verdugo de España en anteriores enfrentamientos.
La final se presentaba como una lucha entre hispanos y vikingos. Aunque los vikingos ni siquiera llegaron a bajarse de los drakkar. No hubo ni rastro del juego que habían desplegado en estas dos últimas semanas.
Muchos se han apresurado a señalar como artífice de la victoria a Arpad Sterbik, serbio de nacimiento y manchego de adopción, que por cuestiones de dinero defiende la portería del Barcelona. Es verdad que acabó la final con más del 40% de paradas; pero no nos engañemos, su exhibición comenzó cuando la final ya estaba encarrilada.
El partido se ganó gracias a la defensa, como dictan los cánones. Los daneses no podían perforar la férrea defensa, sin fisura alguna, planteada por Valero Rivera. Tal era la incapacidad, que el gran Ulrik Wilbek (feo detalle el de no aparecer en la rueda de prensa posterior al encuentro) centralizó sus ataques en lejanísimos y desesperados lanzamientos de Nikolaj Markussen. A lo que hay que sumar el extraño encogimiento de brazo de Hansen, en el peor momento posible, y los extraños fallos de los extremos, que no se habían producido a lo largo de toda la competición.
España dominó de principio a fin, guiada en ataque por un magistral Joan Cañellas (7 tantos). Y un parcial de 7-0 en los últimos minutos de la primera parte dejó tocados a los escandinavos (18-10 al descanso). En la segunda mitad se esperaba la reacción danesa. Pero aún seguimos a la espera. Y por séptima vez en 23 ediciones, el Mundial de Balonmano lo ganaba el país organizador.
Es el triunfo de una nueva hornada de jugadores, la aparición de un nuevo modelo en el balonmano español. Hasta ahora siempre habíamos vivido de nuestras estrellas (Guijosa, Barrufet, Masip, Garralda, Lozano…); ahora es diferente, la selección es un grupo unido, sin un líder aparente. Cada partido coge las riendas uno diferente. Un claro ejemplo de ello es que ninguno de los jugadores ha acabado en la lista de los 10 máximos goleadores. Además en el 7 ideal sólo aparecen Alberto Entrerríos y Julen Aguinagalde, y casi por obligación.
Un acierto fue en su día dejarse ganar ante Croacia, para que los balcánicos se enfrentasen a Francia en cuartos y a Dinamarca en semifinales. No me quiero olvidar del estrepitoso fracaso de los galos, que con, posiblemente, la mejor selección de la historia (Omeyer, Narcisse, Karabatic, Abalo, Fernández, y muchos más) no han sido capaces de llegar a la lucha por las medallas.
Valero Rivera tiene gran parte de culpa en este nuevo triunfo del deporte español. Uno de los entrenadores más laureados de la historia, y que ha sido capaz de montar un grupo ganador, con un estilo propio.
La victoria es tan grande como efímera. Hoy todos nos acordamos del éxito de nuestro balonmano, pero a partir de mañana el país sólo tendrá ojos para el clásico de fútbol. Será entonces cuando nos quede un vago recuerdo de la hazaña que realizaron los hispanos el 27 de enero de 2013.

martes, 15 de enero de 2013

Crónica de un dopaje anunciado






Esta mañana amanecíamos con la noticia: Lance Armstrong reconoce, por primera vez, que utilizó sustancias prohibidas para mejorar su rendimiento deportivo.
El de Austin rompía anoche, por fin, su silencio ante las acusaciones de dopaje, tanto de la Unión Ciclista Internacional (UCI) como de la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA). Y ante quién mejor para confesarse, que ante Oprah Winfrey. El resultado de este encuentro son dos horas y media de grabación que serán emitidas en la madrugada del jueves al viernes (en España se podrá seguir en el canal Discovery Max a partir de las 3 de la mañana).
El 22 de octubre la UCI decidió sancionar de por vida al ciclista estadounidense. Además, le quitó todos los títulos cosechados a partir del 1 de agosto de 1998, incluidos los siete Tours de Francia ganados entre 1999 y 2005. Una decisión basada en un informe de 1.000 páginas que la USADA emitió el pasado mes de agosto y que le acusaba de participar en el "programa de dopaje más sofisticado, profesionalizado y exitoso que ha visto el deporte”.
Varios compañeros, como Floyd Landis o Tyler Hamilton, ya le habían acusado con anterioridad. Incluso se especuló con que George Hincapie, el único ciclista que le acompañó en los siete Tour que ganó, había visto como su amigo se dopó.
Sus defensores decían entonces que nunca había dado positivo en un control antidoping (cierto), y que por lo tanto creían ciegamente en él. Que ya se demostraría que eran acusaciones infundadas. Pero cuando el río suena agua lleva, por lo menos en este caso. Y agua a raudales.
Se ha caído un mito. Durante más de una década nos lo han vendido como un héroe deportivo, un ejemplo de deportividad y de superación personal, un espejo en el que mirarse para los más pequeños. Pero todo era una farsa.
Muchos son los niños que han soñado con ser ciclistas, con igualar o superar las hazañas de Lance. Subir los grandes puertos (Alpe d'Huez, Galibier, Madeleine, Plateau de Beille, Télégraphe, Tourmalet o Mont Ventoux) como sólo el texano lo podía hacer, sin apenas sufrir y aguantando los continuos ataques de sus perseguidores en la clasificación general. Cómo le explican ahora estos padres que este tipo es un tramposo, que el deporte al que se quieren dedicar está podrido.
Según  los medios de comunicación norteamericanos, en la citada entrevista el  ex ciclista amenaza también con tirar de la manta, con dar una lista de compañeros que también recurrieron a la trampa.
Todo sea bienvenido, si se consigue limpiar el ciclismo, que en la actualidad se encuentra en el ocaso, y que durante mucho mucho tiempo ha estado en lo más alto, con rivalidades antológicas (Bartali-Coppi, Merckx-Ocaña, Anquetil-Poulidor, Indurain-Chiappucci, Armstrong-Ullrich). Hombres que luchaban por la victoria con solo una bicicleta de por medio.
Lo peor no es el engaño, el intentar ganar por el camino fácil. Tampoco lo es todo el rédito que ha sacado con esto: dinero, premios y reconocimientos que ha recibido injustamente. Lo imperdonable es el daño irrecuperable que ha hecho a este deporte. Nos hizo pensar, durante mucho tiempo, que lo que hacía era posible, que teníamos delante al mejor ciclista de la historia. Al final, se ha descubierto el pastel.


martes, 8 de enero de 2013

Balón de Mierda




El Balón de Oro se otorga anualmente al mejor jugador de fútbol del mundo. Desde el año 2010 el premio se ha unificado con el que entrega la FIFA, por lo que ahora son periodistas, capitanes y seleccionadores los que eligen. La teoría es muy clara, pero luego la práctica es bien diferente.
Por cuarto año consecutivo el ganador ha sido Leo Messi, sin duda alguna, el mejor jugador de los últimos años. El problema es que cada uno de estos galardones se lo han dado por una razón diferente. Unas veces por ser el mejor jugador del mejor equipo (irreprochable), otra por ser también el mejor, aunque algún compañero haya ganado más títulos (dudoso), y otra por ser únicamente el máximo goleador del año (injusto).
Si como parece ser, le dan los premios al argentino ya por inercia, simplemente porque es el mejor, sin tener en cuenta los títulos, resulta incomprensible que Zinedine Zidane solo tenga uno en casa, cuando ha dominado el juego durante años, tanto en sus equipos como con su selección.
Si por el contario se los dan como reconocimiento al juego del Barcelona, claro dominante en las últimas temporadas, no se entiende que Xavi o Iniesta no tengan ni un mísero Balón de Oro.
Messi no ha ganado nada con su selección, y sólo ha jugado en un club a lo largo de su carrera, el Barcelona. Allí lo ha conseguido todo, es verdad, pero con la inestimable ayuda de grandes jugadores, sobre todo de la columna vertebral de la selección española.
Resulta, cuanto menos extraño, que desde que España lo gana absolutamente todo, no se haya reconocido a ninguno de sus jugadores con el premio. Sin embargo sí se tiene en cuenta para premiar a Vicente del Bosque.
Con esto no quiero poner en duda, ni mucho menos, que Messi es el mejor jugador del planeta en la actualidad, y seguramente su reinado durará años. Pero no creo que la diferencia con Cristiano Ronaldo sea de tres balones de oro.
Sinceramente creo que este año lo merecía el portugués. Él ha sido el estilete de un Madrid que ha arrebatado la liga al supuesto mejor equipo de la historia. El once ideal de la FIFA, también anunciado hoy, estaba formado íntegramente por jugadores de nuestra competición nacional. Sin embargo no han tenido en cuenta qué equipo ganó la mejor liga del mundo, con récord de goles y puntos incluido.
Ronaldo y Messi fueron apeados de la Champions en semifinales, aunque de manera diferente. El portugués marcó dos tantos, y el argentino no pudo mojar. Algo parecido ocurrió en los clásicos de 2012, el merengue anotó en el Camp Nou el tanto que sentenció la liga, y el culé se quedó también sin anota.
Es verdad que en el pasado año el Barcelona eliminó de la Copa del Rey al Madrid. En esa eliminatoria de cuartos de final Cristiano anotó un gol en la ida y otro en la vuelta; Leo volvió a quedarse de vacío. Por lo que podemos decir, con datos en la mano, que en los seis partidos más importantes del año, ha sido infinitamente mejor el de Funchal que el de Rosario.
No es la primera injusticia que se comete con este premio, ni será la última. Nombres como Cannavaro, Shevchenko, Owen o Nedved ensucian la lista de ganadores. Aunque la lista de ausencias es aún mucho mayor: Maldini, Baresi, Roberto Carlos, Henry, Gerrard, Del Piero, Totti, Raúl González, Butragueño, Laudrup, Cantona, Gento, Puskas o Kubala podrían haber ganado algún año el Balón de Oro, pero desgraciadamente no tenían, por entonces, la prensa que tiene a día de hoy Leo Messi.

lunes, 7 de enero de 2013

Hay vida después del banquillo




El pasado viernes la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol elegía a Iker Casillas como mejor portero del mundo por quinto año consecutivo. Dos días después, José Mourinho convirtió su envite de La Rosaleda en todo un órdago. El ídolo del madridismo se quedaba de nuevo fuera del once, y el Santiago Bernabéu dictó sentencia: pitos para el técnico y atronadora ovación para el guardameta.

Pero el entrenador luso, por encima de todo, quiere ganar la Décima (la tercera en su cuenta particular). Y si para ello tiene que sentar al mejor cancerbero del planeta, para que éste reaccione y vuelva a su mejor versión, lo hará. Le pese a quien le pese. Que Iker es el mejor portero de la plantilla merengue es incuestionable, casi lo mismo como que el de Móstoles no estaba ni mucho menos en su mejor temporada. El mal arranque liguero no se puede achacar a sus fallos, pero algún punto sí que ha volado con algunas de sus dudosas salidas.

Volvamos al partido, que me lío. Las cosas empezaron de cara para los blancos, y muy pronto Benzema abrió la lata. Fue entonces cuando lo que parecía un encuentro plácido, perfecto para reconciliarse con la afición, se convirtió en todo lo contrario. Adán, tras un fallo con los pies (curiosa coincidencia), cometió penalti sobre Vela. Para más inri, el árbitro expulsó al inexperto portero. 

No podía ser verdad, el castigado capitán tenía que salir al rescate. El perfecto guión cinematográfico se podía cerrar con El Santo deteniendo la pena máxima. Pero no pudo ser, nuestro gozo en un pozo. Xabi Prieto puso el empate en el marcador, y el Madrid tenía que afrontar 80 minutos de partido con un jugador menos. Una vez más, tocaba la heroica.

Y así fue, pero de la manera más anárquica posible. Con las bajas de Sergio Ramos, Pepe, Coentrao y Marcelo, la defensa era un cuadro, de risa. Varane compartía centro de la zaga con Carvalho, que a priori no entraba en los planes de Mou esta temporada. Curiosamente el portugués, aunque empezó algo desorientado, acabó siendo de los mejores del encuentro. Por su parte el multiusos Essien ejerció de lateral derecho, y desplazó al izquierdo a Arbeloa. Síntoma de esta inédita defensa, que seguramente no ha coincidido ni en las pachangas de Valdebebas., fue el hat trick de Xabi Prieto, que hasta el encuentro de ayer sólo había anotado un tanto en La Liga.

Con el cambio de Callejón, todos tuvieron que sacrificarse en defensa, y los ataques se centraban en la conexión Ronaldo-Benzema- Özil, y con las llegadas del tanque Kedhira. El encuentro también nos dejó la vuelta de Higuaín. Al argentino, que lógicamente está falto de ritmo después de la lesión, le dio tiempo a fallar su enésimo mano a mano.

Pero en medio del desorden, justo cuando el equipo necesitaba un auténtico líder, apareció CR7. El que realmente nunca falla, el que siempre tira del carro, pero al que nunca se le reconoce. Exhibición total del portugués, que se echó el equipo a la espalda. Si además sumamos la falta de ambición de los txuriurdines, los tres puntos se quedaron en Chamartín.

Renovación inmediata de Ronaldo


 
Con Mourinho prácticamente fuera del club, con o sin la Décima, los directivos blancos deberían centrarse en la ampliación de contrato del crack portugués. Su continua y desigualada lucha con Messi, le hace cada día mejor. Es indudable que es el segundo mejor jugador del mundo en la actualidad.

Por lo que su posible salida, por muchos millones que dejasen en las arcas del club, sería irremplazable. No hay futbolista en el mercado con tantas cualidades, con ese espíritu de superación, y con ese ansia por ganar.

Podrá venir Falcao, pero es impensable que el cafetero pueda meter más goles de los que ha metido Ronaldo de blanco (171 goles en 171 partidos).

Es el presente y el futuro del Madrid, y Florentino Pérez debería construir un equipo en torno a él. Además, ayer el brazalete de capitán le quedaba como anillo al dedo.