lunes, 31 de diciembre de 2012

La Bomba atómica





Booooooommmmba, sensual, un movimiento sensual, sensual, un movimiento muy sexy…Los versos del poeta King África me venían ayer a la cabeza cada vez que Juan Carlos Navarro anotaba un tiro inverosímil, y fueron muchos.
El Real Madrid, único equipo invicto hasta la fecha, con 14 victorias, visitaba el Palau Blaugrana para medirse al Barcelona Regal, que se jugaba el acceso a la Copa del Rey de principios de febrero en Vitoria. El encuentro tenía pues todos los alicientes, y alguno más, que puede tener un Clásico.
Y no decepcionó. Fue de toma y daca, con los ataques brillando claramente por encima de las defensas. Un juego que a priori beneficiaba a los blancos, pero el resultado al final se decantó por el lado blaugrana gracias una muñeca, la de la Bomba Navarro.
El de San Feliu de Llobregat realizó un partido perfecto: 33 puntos, con un solo fallo en el tiro (7/8 en tiros de dos, 5/5 en triples y 4/4 en libres), 6 rebotes y 3 asistencias, para un total de 44 puntos de valoración (su mejor marca en los 529 encuentros que ha disputado en la liga). Sin duda, un paso al frente en el momento más complicado de la temporada.
Navarro, como otros muchos jugadores, no será lo suficientemente valorado hasta que dejemos de verle por la cancha, enchufando una detrás de otra. Hablamos de un tirador superlativo, el mejor de Europa en la última década, cuyo único lastre es haber compartido época con su amigo Pau Gasol.
En su corto periplo por las Américas no dejó huella. Seguramente porque sus características de juego no son las mejores para disputar 82 partidos, como mínimo, cada temporada. Sin embargo, siempre ha dado la talla cada vez que con España se ha enfrentado a los mejores tiradores de EEUU, y casi siempre se ha impuesto en el duelo individual.
Es un jugador que te mata, que te castiga una y otra vez sin piedad. No hay defensa en el mundo que pueda hacer frente al bombardeo continuo al que te somete. Aprovecha cualquier centímetro para fabricarse su propio tiro, y una vez que lo ha hecho, solo queda oír el sonido de la cesta.
Volviendo al derbi de ayer, fue un encuentro perfecto para crear afición. La Liga Endesa ha tomado nota de la NBA y la Premier League, que llenan estos días festivos de partidos oficiales. Unas fechas tan señaladas que son perfectas para ver a familias enteras en el pabellón o en el estadio disfrutando con el juego de su equipo.
Hace unos años la ACB tocó fondo. A pesar de que la ÑBA era la única selección que podía hacer frente al Dream Team, las audiencias de la competición nacional eran paupérrimas, apenas los familiares de los jugadores se reunían en sus casas para seguir los partidos. Pues a base de cambiar constantemente los horarios y de probar cosas nuevas, como poner encuentros en navidades, han logrado dar la vuelta a la situación. La retransmisión de ayer la siguieron por TVE una media de casi 2 millones de espectadores.
No podemos decir lo mismo de la Liga Profesional de Fútbol. Día tras día vemos como los estadios se vacían y nadie pone soluciones. Todo lo contrario, se ponen obstáculos, como poner partidos los lunes, los viernes, por la mañana, por la noche, todas las decisiones en detrimento del espectador. Eso sí, los pobrecillos de los jugadores, que cobran millones de euros, pasan las navidades con sus familias.
Para aumentar el interés en España por el deporte de la canasta también ha influido el buen momento de los dos grandes clubes nacionales. Tanto Real Madrid como Barcelona Regal aparecen en todas las quinielas para ganar esta temporada la Euroliga.
Los culés han mantenido el bloque de los últimos años. Su comienzo liguero ha sido muy decepcionante, muy lejos de su participación en la competición europea. Y los merengues han conseguido, por fin, una plantilla profunda y compensada.
La impresión que deja el Clásico es que para el Madrid fue un día más en la oficina, donde todas sus piezas encajaron perfectamente, mientras que el Barcelona necesitó al mejor Navarro para ganar. Pero el 7 de España y 11 del Barça tiene ya 32 castañas, y parece evidente que no va a poder mantener este nivel a lo largo de toda la temporada.
Los de Laso perdieron ayer una batalla, pero no la guerra. Merengues y culés se volverán a ver las caras en el 2013 y con muchas cosas más en juego.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

The Special One





No encuentro mejor momento para romper una lanza por José Mourinho. La temporada del Real Madrid, a día de hoy, es decepcionante, cuanto menos. Los blancos han perdido la Liga ya en diciembre, están al borde de la eliminación en la Copa del Rey, y han pasado más apuros de los previstos para acceder a los octavos de final de la Champions League como segundos de grupo.
Muchos son los que llevan más de dos años esperando este momento para atizar sin miramientos al técnico portugués, desde culés y colchoneros, hasta periodistas y madridistas.
Lo de los archirrivales, bien sean vecinos o catalanes, parece normal. A nadie le gusta tener a los mejores en el bando contrario.
Respecto a los periodistas es hasta lógico. Desde su llegada a Madrid el de Setúbal ha concedido entrevistas a medios de comunicación de toda Europa, y sin embargo, sus apariciones en radios, televisiones y periódicos españoles son esporádicas, prácticamente inexistentes. Quizás sea por la cantidad de falacias que éstos se han inventado sobre el vestuario blanco.

En cuanto a los madridistas, nunca llueve al gusto de todos. Unos prefieren técnicos títeres, que ni pinchan ni cortan en la plantilla y que son manejados a su antojo por los jugadores, y otros se decantan por sargentos de hierro que pongan firmes a sus soldados.
Que Mourinho despierta amores y odios a partes iguales no es nada nuevo. Y con el mal arranque de temporada la balanza se ha inclinado claramente hacia los aspectos negativos.
El año parece perdido, y es que a perro flaco, todo son pulgas. A las lesiones de jugadores importantes como Higuaín y Marcelo, hay que sumar los múltiples errores defensivos a balón parado. Aunque el mayor de los sueños para los madridistas sigue aún intacto: la décima. Y si alguien es capaz de devolver la mentalidad ganadora a este equipo es José Mourinho.
El 28 de mayo de 2010 se hacía oficial su fichaje por el Real Madrid tras el triplete cosechado con el Inter de Milán. Florentino Pérez le encargó varias misiones: pasar de octavos en la máxima competición europea seis años después, acabar con la sequía en la Copa del Rey que duraba 18 años, y sobre todo, romper la hegemonía del Barça, que por entonces lo ganaba todo.
Se puede dudar de sus formas, pero no de sus innumerables méritos hasta la fecha. Otra de sus virtudes es que dice verdades como puños. Por ejemplo, que la cantera está para surtir de jugadores a la primera plantilla, y no para hacer un digno papel en la Liga Adelante. Algo que parece de cajón, pero que nadie se ha atrevido a comentar hasta esta temporada.
Gracias a él también el club se ha desprendido de rémoras como Jorge Valdano, cuya única función era hablar y hablar después de los partidos hasta exasperar al espectador.
Al final, todo parece indicar que el luso se marchará al final de temporada, o antes. Los periodistas, ávidos de una entrevista con él que nunca llegará, conseguirán su objetivo gracias a su constante persecución. Como ya hicieron en su día con Manuel Pellegrini, y al que por cierto ahora elevan a los altares del fútbol con su Málaga.
Como sustitutos suenan Löw, Rafa Benítez, Wenger o Ancelotti, todos ellos de un nivel o dos por debajo de Mou. Incluso los más osados se atreven a citar a Toril, aunque suene a broma pesada. Veremos entonces si el Madrid se mantiene en la élite futbolística, o si se pasa otro largo periodo en la mediocridad. Aunque eso sí, con el famoso señorío intacto.

lunes, 10 de diciembre de 2012

La pasión turca






Tócala otra vez, Mesut. Echándole algo de imaginación cinematográfica, esas pudieron ser las palabras que Cristiano Ronaldo susurró a Mesut Özil segundos antes del gol de la victoria el sábado en Valladolid. Pero seguramente al portugués Ingrid Bergman le suene a tenista sueca, y Casablanca a la residencia actual de Barack Obama. 

Corría el minuto 71, y el Madrid había neutralizado los dos tantos de Manucho, tras sendos errores defensivos a balón parado, una vieja costumbre en el club de Chamartín. Asomaba pues un mísero empate en Pucela, y la Liga se acercaba otro paso más a Barcelona. Fue entonces cuando el colegiado pitó una falta al borde del área. Al instante todas las miradas y cámaras se centraron en CR7. Su tremenda y extraña efectividad a balón parado en el último derbi le situaba como lanzador.

Sorprendentemente Ronaldo dejó de lado su egoísmo y su lucha personal con Messi, quizás dando por hecho que el argentino batiría un día después el estratosférico récord de Gerd Müller, del que por fin nos podemos olvidar. Una generosidad digna de Premio Nobel de la Paz (por mucho menos se lo han otorgado hoy a la UE y hace tres años a Obama). Anteponer el bien del equipo al personal, sin duda, una virtud que ha incorporado este año Cristiano a su extenso repertorio. Se acercó sigilosamente a Özil y le pidió que ganase los tres puntos.

Dicho y hecho, el 10 dio un sutil pase a la red, previo paso por el larguero. Una definición como las de antaño, que bien hubiesen firmado José Luis Zalazar o Milinko Pantić. Un lanzamiento que fue el colofón a su gran partido. Era su quinto gol de falta directa con la camiseta blanca en 15 lanzamientos, muy por encima de la estadística de Cristiano, con 10 tantos en 155 intentos de merengue.

El de Gelsenkirchen es el termómetro del Madrid, maneja el tempo de tres cuartos para arriba, es el encargado de encender la mecha de la dinamita. Cada partido crece su entendimiento con Cristiano, y, sobre todo, con Benzema. Basta con ver la jugada que ambos dibujaron con escuadra y cartabón, y que facilitó el segundo gol en el José Zorrilla.

En el momento más crítico de la temporada, tras la derrota en Sevilla ante el Betis y al no conseguir la primera plaza en su grupo europeo, el alemán ha cogido las riendas del equipo con tres goles en las dos últimas jornadas. Con Kaká más fuera que dentro y con Modric en pleno proceso de adaptación, Özil será el encargado de manejar el ataque blanco durante las próximas temporadas. Su único punto débil es la regularidad, talento le sobra por los cuatro costados, casi tanto como fealdad.

En el debe del conjunto dirigido por José Mourinho hay que apuntar la nefasta defensa de las jugadas a balón parado. Es incomprensible que teniendo a los dos mejores centrales del mundo encajen la mitad de los goles en el campeonato liguero en jugadas de estrategia. 

Con la Liga casi tirada por la borda, el único objetivo a corto plazo es coger para el mes de marzo la forma adecuada, la que les llevó a batir todos los récords la pasada temporada. Para eso, será imprescindible que Mesut la toque otra vez.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Más de lo mismo...






Decía Miguel Ángel Gil Marín antes del partido del sábado, que ya lo habían ganado. El mandamás rojiblanco se refería al bochornoso espectáculo preparado por Diego Pablo Simeone la mañana del derbi madrileño. Un entrenamiento abierto al público en el Vicente Calderón al que acudieron más de 20.000 seguidores. Los mismos, y alguno más, que seguramente se sintieron defraudados solo unas horas después.

Los defensores acérrimos del entrenador argentino aseguran que con este esperpento pretendía que la afición transmitiese energía positiva a sus jugadores, para que estos saliesen enchufados al encuentro y con una sola cosa en la cabeza: romper con la historia, con la supremacía de los merengues.

15 minutos les duró la energía positiva. Ese es el tiempo que tardaron en pasar de un estado de euforia máxima a una nueva decepción, de soñar con una victoria ante el eterno rival a darse de bruces con la realidad, con la enorme diferencia que hay a día de hoy entre ambos equipos. El gol de Cristiano tiró por la borda todos sus planes, ahí se acabó el partido.

Y eso que se enfrentaron a un Madrid simplón, con Di María y Ozil en su peor momento físico, con Benzema prácticamente desaparecido, y con los laterales centrados única y exclusivamente en las tareas defensivas. El que sí se presentó a la cita fue CR7, con él bastó para doblegar al Atleti por enésima vez.

El Tigre fue enjaulado y amordazado por los domadores Ramos y Pepe. Al resto de jugadores les quedó grande el partido, posiblemente intimidados por los datos históricos. Confundieron intensidad con juego sucio, y si acabaron con once jugadores en el campo fue gracias a la benevolencia del colegiado. Hasta Diego Costa, más pendiente de las marrullerías que de otra cosa, se fue del Bernabéu sin ser ni siquiera amonestado.

También faltó respuesta desde el banquillo. Simeone ni se inmutó ante la ineficiencia de su equipo, parecía ensimismado con los cánticos del Fondo Sur sobre su supuesta cornamenta. Y los cambios que introdujo, ya con el 2-0 en el marcador, para nada cambiaron la pésima imagen.

Este año no había excusa a la que aferrarse, la mala suerte o el árbitro podían servir como justificaciones en otros derbis, pero en este no. El sábado todo el mundo fue testigo de lo ocurrido, que el Atlético fue el rival más flojo que ha pasado esta temporada por el Santiago Bernabéu. Hasta el Alcoyano, con su famosa moral a cuestas, puso en más aprietos a Adán la semana pasada. Daba la impresión de que si el partido se hubieses alargado unas cuantas horas, la portería del Madrid seguiría a cero.

Muchos se llevaban las manos a la cabeza al enterarse de que ni Falcao ni el Cholo estaban entre los finalistas a mejor jugador y entrenador del año. Decían que el colombiano estaba a la altura de Messi, Iniesta y Crisitano, y el argentino a la de Del Bosque, Guardiola y Mou. Pues bien, visto lo visto el sábado sobran motivos para justificar su no inclusión en sendas listas.

Tras el partido los colchoneros se apresuraron a quitar hierro al asunto. Que si aún estaban por delante de los blancos (cuestión de días), que si su objetivo es entrar en Champions. Pero la realidad es bien diferente, durante la semana previa al derbi nos hemos hartado a escuchar que eran capaces de luchar la Liga al Barcelona, y de vencer, por fin, en territorio hostil.

Era el momento de dar el golpe en la mesa. Nadie duda del temporadón de los colchoneros, y la cantidad de elogios que han recibido estos primeros meses de competición están más que justificados. Pero ahora es momento de hacer autocrítica. Cómo es posible que ante el encuentro más importante de la temporada, para ellos, sean incapaces de generar algo de juego.

Y la estadística suma y sigue. Ya son más de 13 años sin vencer al “eterno rival”. El último triunfo colchonero fue un siglo atrás, el 30 de octubre de 1999, precisamente la temporada del descenso a Segunda División. 

El balance de los últimos 24 derbis deja en evidencia la hegemonía de los de Chamartín: 18 victorias y 6 empates, con 52 goles a favor y solo 15 en contra. Además, llevan 9 enfrentamientos consecutivos ganados, 7 de ellos con Mourinho en el banquillo. Sin embargo, el Cholo no ha sido capaz de ganar a los blancos, ni como jugador ni como entrenador.

Los colchoneros tiene una nueva cita marcada en el calendario: el 27 o 28 de abril. El partido de vuelta en el Vicente Calderón que puede poner fin a la racha. Soñar es gratis, si no más de alguno estaría arruinado.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Rory para rato



Rory McIlroy ha cerrado una temporada espectacular de la mejor manera posible, con un trabajado triunfo en el DP World Tour Championship de Dubai. El norirlandés firmó cinco birdies consecutivos en los últimos hoyos para imponerse al inglés Justin Rose por dos golpes.

Finaliza así un año que le ha consagrado como el mejor golfista del momento, y todo parece indicar que su liderazgo va para largo. Con solo 23 años ha acabado primero en las dos listas de ganancias (europea y americana) y en el ranking mundial. Y a lo largo del 2012 se ha embolsado la nada desdeñable cifra de casi 12 millones de dólares (más de 9 millones de euros), superando así el anterior récord, en poder de Tiger Woods desde 2007.
En menos de doce meses ha logrado 5 torneos, entre ellos el PGA Championship, su segunda victoria en un major. A lo que hay que sumar el triunfo de la Ryder Cup celebrada en Medinah, donde tuvo un papel importante en la remontada europea
Aunque por encima de sus inmejorables resultados están su juego y, sobre todo, su mentalidad. Rory ha dominado este deporte de cabo a rabo, recordando al mejor Tiger, que intenta ahora resurgir de sus cenizas. Gana los torneos destrozando los campos, es una auténtica máquina de hacer birdies.
Domina todas las facetas del golf, con un drive poderoso y regular, un juego corto preciso y buscando siempre trapo, buenas recuperaciones cuando erra un golpe, y un putt certero y demoledor, aunque quizás sea su punto más débil. No hay fisuras en su juego, que crece cada día.
En su corta carrera ya ha ganados dos grandes, y ambos con una diferencia de ocho golpes. Todavía quedan muy lejos, a años luz, los 18 que tiene en su casa el Oso Dorado (Jack Nicklaus), y los 14 de Tiger Woods. Pero no hay que olvidar que McIlroy ha logrado su segundo siendo cuatro meses más joven que cuando lo consiguió Tiger. Aún no se le puede comparar con estos genios, pero condiciones tiene de sobra para soñar con igualarles, o incluso superarles. El futuro es suyo.
Las grandes marcas lógicamente se pelean por él, y parece que Nike ha tomado la delantera en la carrera. Dicen los expertos que cambiar de palos puede ser peligroso para su swing, que a lo mejor requiere un tiempo de adaptación. Pero sinceramente, viendo las cualidades golfísticas de McIlroy, el don con el que ha nacido para jugar a este deporte, no creo que tenga problema alguno.
El que tendrá que esperar otra temporada más para ganar su primer major es Sergio García. El 2013 podría ser, por fin, el año de El Niño.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Perro ladrador, poco mordedor





"Si tienes un perro cazas más; si tienes un gato cazas menos, pero cazas". José Mourinho se refería así a la baja de Higuaín y a la titularidad de Benzema en la visita del Madrid a La Romareda el 12 de diciembre de 2010. Los blancos ganaron 1-3, aunque el felino ese día no mojó.
Casi dos años después no estaría mal preguntar al técnico de Setúbal si los papeles han cambiado, si el can se ha convertido en minino. De este turbulento debate, lo único que queda claro es que hablamos de dos delanteros completamente diferentes, como el día y la noche.
El Pipita fichó por el Madrid en diciembre de 2006 por 13 millones de euros, con el olvidado Ramón Calderón como presidente. Desde entonces ha marcado 111 goles en 233 partidos oficiales. Por lo que si no calculo mal tiene un promedio de 0,48.
Por su parte, Karim llegó a Chamartín en verano de 2009 por la friolera de 35 millones de euros, eso sí, de la mano de Florentino Pérez. En las dos primeras campañas hizo méritos de sobra para salir por la puerta trasera del Santiago Bernabéu, pero se trataba de un fichaje del ser superior, así que había que tener paciencia. Aún así su media goleadora es mejor que la de su rival en el puesto y se sitúa en 0,49, con 73 goles en 149 encuentros.
Pero los datos más sangrantes los vemos en la máxima competición europea. Mientras el 9 ha anotado 16 goles en 27 partidos, el 20 sólo ha marcado 7 en un total de 40 partidos, sólo dos tantos más que Callejón.
Además Benzema no es un delantero al uso, juega de espaldas, se asocia con sus compañeros, cae a una banda y a otra y tiene un gran abanico de recursos técnicos. Lo que le permite sobradamente hacer un buen partido sin ver puerta, algo que no puede hacer ni por asomo Higuaín.
La sensación que se palpa en el ambiente es que uno lo ha dado ya todo, incluso en algún momento ha estado al 120% de sus posibilidades. Sin embargo el otro solo ha ofrecido unas gotas de todo su jugo, aún queda mucho que exprimir.
El argentino ni en sus mejores sueños estará en la lista de los jugadores top (como diría Mou). Por el contrario, el francés parece que sí puede codearse con los mejores. Nadie se atreve a ponerle techo, y parece que sus mejores momentos están por llegar.
Quizás su máximo rival está en su propia actitud, juega con la misma intensidad con la que lo hacía en las calles de Lyon cuando era un niño, como si la cosa no fuese con él. Una apatía similar a la que padecía Ronaldo (el fuerte), pero éste podía permitírselo, por algo ha sido el mejor delantero de la historia del fútbol.
Un verano más parece que la puerta está abierta para Higuaín, pero al final por hache o por be no termina de dejar el club. Una salida en la que ganarían todos. El Madrid podría adquirir en el mercado una pieza mejor, un killer del área como Falcao, Agüero o Llorente (el sábado habló el Bernabéu). Y el jugador podría cumplir su sueño y convertirse en la estrella de un gran equipo, por supuesto un escalón o dos por debajo del mejor club del siglo XX. Seguramente allí le reconocerían como es debido sus méritos, que son muchos.
La posible salida de Gonzalo, incluso la de CR7, permitiría al galo jugar de segundo punta, una posición que le vendría como anillo al dedo, con una referencia delante a la que darla de comer.
Su venta pondría fin al debate del 9. Muerto el perro, se acabó la rabia.

lunes, 12 de noviembre de 2012

No Phil, no ring






Más vale tarde que nunca. Tras doce derrotas en trece partidos (incluyendo la pretemporada) Los Ángeles Lakers han despedido a Mike Brown. En poco más de un año dirigiendo a Kobe y compañía ha cosechado 47 victorias, 36 derrotas y una eliminación en la segunda ronda de los pasados playoffs ante Oklahoma City Thunders; sin duda, un pobre balance.

El entrenador que fue incapaz de logar un anillo con LeBron James en Cleveland no parecía el más apropiado para colocar con precisión las nuevas piezas del equipo angelino. Aun así, Jerry Buss optó por darle una oportunidad esta temporada. En defensa de Brown diré que no es el único culpable, ni mucho menos, del pésimo arranque liguero. No basta con fichar a estrellas de liga, se trata de formar un equipo que devuelva el título a LA. La planificación de la plantilla no ha sido la mejor, y el banquillo es similar o peor que el que disponía ayer José Mourinho en el campo del Levante.

Con la salida de Brown comenzó el baile de nombres para sustituirle (Jerry Sloan, Bernie Bickerstaff, Brian Shaw, Phil Jackson y Mike D´Antoni). Aunque el Staples Center pronto se decantó: “WE WANT PHIL”. Todo parecía hecho, incluso la prensa local cifraba en un 95% las posibilidades de la vuelta del señor de los anillos. Pero su gozo en un pozo.

Todo parecía cuadrar. El Maestro Zen podría optar a conseguir su decimocuarto anillo ( ya tiene dos como jugador de Knicks, seis como entrenador de Bulls y cinco como entrenador de Lakers) y en California le esperaban como agua de mayo. Pero sus altas pretensiones (pedía entre 10 y 15 millones de dólares al año) han llevado a la directiva de los Lakers a decantarse por el plan B o C: Mike D'Antoni.

Su escueto palmarés se limita a su época en Italia. Y posiblemente su mayor éxito en la NBA  ha sido ser nombrado mejor entrenador del año en 2005 con Phoenix Suns. Precisamente en Arizona llegó a disputar las finales de conferencia, con un juego dinámico y ofensivo, gracias a la terna Nash-Stoudamire-Marion. Aunque nunca llegaron a luchar por el Trofeo Larry O'Brien.

Su última aparición en los banquillos nos lleva a Nueva York Knicks, de donde fue despedido hace solo ocho meses. En la Gran Manzana se encontró con la llegada de Carmelo Anthony y Amare Stoudamire, y se le encomendó la labor de solucionar la lucha de egos entre ambos, y hacer de los knickerbockers un equipo competitivo. Entonces no lo logró. En las tres temporadas y media que entrenó en la ciudad de los rascacielos ganó 121 partidos y perdió 171, además solo llegó a playoffs una vez, donde cayó estrepitosamente en primera ronda 4-0 ante Boston Celtics.

Nos quieren vender su fichaje como la vuelta del Showtime. Desde luego, su apuesta es más atractiva que la de Brown, las puntuaciones altas estarán aseguradas, pero cuando lleguen los playoffs habrá que ver si estarán preparados para defender a los mejores equipos de la liga. Ha firmado por cuatro temporadas, pero un fracaso este año le pondrá en el disparadero.

A priori parece que cuenta con el apoyo de Nash, que fue elegido MVP en 2005 y 2006 bajo sus órdenes, y de Bryant, con quien compartió oro en las últimas olimpiadas de Londres (D´Antoni era uno de los numerosos ayudantes de 'Coach K'). Pero la sombra de Phil Jackson es muy alargada, y hasta que lleguen los primeros resultados se seguirá escuchando el runrún del Staples: "WE WANT PHIL".

La rebelión de los modestos




Pocos son los equipos que se atreven a salir con todo a por la victoria en el Santiago Bernabéu o en Stamford Bridge. Y eso es exactamente lo que vimos la semana pasada con el Borussia Dortmund y el Shakhtar Donetsk. Al final ninguno se llevó los tres puntos, pero la puesta en escena queda ahí.
Dos conjuntos con algunos rasgos en común. Ambos han ganado las dos últimas ligas de su país, y lo que es más importante, han conseguido mantener el bloque que les hizo llegar al título, así como sus entrenadores: Jurgen Klopp y Mircea Lucescu.
Por eso, viendo además que los grandes de Europa no están en su mejor momento en cuanto a juego y resultados, me atrevo a colocarlos como candidatos a levantar La Orejona. Aunque es verdad que les falta el empaque de los equipos grandes, y habría que verlos torear en plazas mayores, saber si son capaces de mostrar este atrevimiento que han mostrado hasta ahora en rondas más avanzadas, como en una hipotética semifinal.
Pero vamos por partes, primero el caso alemán. El Borussia Dortmund le ha arrebatado las dos últimas Bundesligas al todopoderoso Bayern Munich (aunque esta temporada parece imposible repetir la hazaña). El conjunto que dirige con maestría desde hace cinco años Klopp está bien armado atrás con un decente portero (Wiedenfeller), centrales de gran envergadura y categoría (Subotic y Hummels) y laterales de largo recorrido (Piszczek y Schmelzer).
El centro del campo está en manos de dos mediocentros de contención (Gündogan y Kehl) que dan absoluta libertad a los tres magos del equipo (Goetze, Blaszczykowski y Reus, la guinda del pastel que han traído este año del otro Borussia, el de Mönchengladbach).
Y arriba un nueve puro (Lewandowski), de los de toda la vida, que precisamente fue el principal culpable de los dos goles que encajó el otro día el Madrid, con sendas prolongaciones para Reus, que ya ha dejado su impronta en el campo del Madrid y del Manchester City, y Goetze.
Los alemanes están prácticamente en octavos, casi seguro como primeros de grupo, y a ver quién es el listo que los elimina a doble partido. De momento, el Madrid, el Manchester City y el Ajax han sido sus primeras víctimas.
Y ahora toca hablar de la verdadera sensación de la competición: el Shakhtar Donetsk. Un equipo sin rival en su país, pero que en Europa es capaz de jugar de tú a tú a cualquiera, como bien saben ya Juventus y Chelsea (uno se va a quedar fuera).
Hasta que Lucescu cogió las riendas del equipo en 2004 sólo habían ganado una liga ucraniana en su historia. Y desde entonces han alzado seis de las últimas ocho. Una competición que ha sido dominada históricamente por el Dynamo de Kiev.
La fantasía la ponen sin duda el clan de los brasileños (hasta nueve en la plantilla), liderados por Luiz Adriano, Alex Teixeira y, sobre todo, Fernandinho y William (que acabará en un grande). Ellos han sido los artífices del mejor juego visto hasta la fecha en la máxima competición europea.
Atrás, sin embargo, optan por jugadores experimentados de la Europa del Este como Srna, Rat, Hübschman, Kucher y el portero Pyatov, quizás el eslabón más flojo de la cadena ucraniana.
Pieza clave en el equipo es el armenio Mkhitaryan, el lazo de unión entre la parte de atrás y la de arriba, y que ha sorprendido esta temporada con sus llegadas continuas al área, cada temporada sus números goleadores crecen notablemente.
Hasta la derrota sufrida la semana pasada en Londres, sumaban 35 partidos sin perder en todas las competiciones. De hecho lidera la liga de su país con 14 victorias en los mismos partidos.

Pero el favoritismo de estos dos equipos no deja de ser un sueño, la ilusión de que David pueda derribar otra vez a Goliat. Todos sabemos que tanto el Madrid como el Barcelona parecen haberse tomado este año la competición con más tranquilidad visto el fracaso del año anterior, cuando se pasearon hasta llegar a las semifinales, donde cayeron con estrépito. Esta temporada parece que será otra cosa.

domingo, 4 de noviembre de 2012

NO al fútbol moderno




Es inevitable, no hay nada que hacer, la supuesta mejor liga del mundo se va al garete. Nos ha costado años superar a la Premier League y ahora lo tiramos, bueno lo tiran, todo por la borda. Y para muestra un botón.

Horarios. La Liga BBVA es la única competición del planeta, que yo conozca, en la que nunca coinciden dos partidos a la misma hora. Algo que no tiene ni pies ni cabeza. Dicen los mandamases que así podemos disfrutar de absolutamente todos los encuentros de la jornada. Pero que no nos engañen, el seguidor del Celta, por ejemplo, no se traga un partido del Osasuna, sin apuestas de por medio. Los aficionados siguen los partidos de sus equipos, y como mucho los del Madrid o el Barça, el resto se la refanfinfla. Con estos horarios lo único que consiguen es acabar con los carruseles, con las tardes pegadas al transistor y con los famosos goles en Las Gaunas.
Ir al fútbol es un lujo. Hace poco más de una semana el Madrid jugaba en Dortmund. Parece lógico que el club germano aprovechase la visita de los blancos para poner el precio de las entradas por las nubes. Pero en Alemania no son así, y un Borussia-Madrid de Champions se podía ver en directo en el antiguo Westfalenstadion (ahora llamado Signal Iduna Park) por sólo 15 euros.
Unos días más tarde los de Mou visitaban el Iberostar Estadio (San Moix de toda la vida) para enfrentarse al Mallorca. Y los precios tenían poco o nada que ver, oscilaban entre los 65 y los 135 euros. Será precisamente por eso por lo que da gusto ver los campos de la Bundesliga, y por lo que parece que alguno de los partidos de la liga española se juega a puerta cerrada.
No todo vale por dinero. Hubo un día, no muy lejano, en el que los dirigentes de los clubes pensaban únicamente en sus socios. Ahora los intereses son bien distintos, prima la publicidad, que unos pocos se llenen los bolsillos de billetes.
Los espabilados dirigentes de la liga han optado por poner un encuentro el domingo a las 12 de la mañana, para que lo puedan seguir en el mercado más emergente del mundo, el chino. Pero la verdad es que uno no se imagina a un oriental sentado en un sofá ansioso con el previo de un apasionante Granada-Depor. La última gran ocurrencia que han tenido es llevar la Supercopa de España a China, sin duda un campo neutral, aunque no parece que facilitaría el desplazamiento de las dos aficiones que la disputen.
Otra gran idea, esta por parte de los clubes, es la del cambio continuo de camisetas, cada año una nueva. Da igual la tradición labrada tras cientos de años de historia. Lo que nos permite ver a Messi y compañía vestidos de salmón, de verde cirujano, o la gota que colma el vaso, de pirulo tropical. El Madrid tampoco se queda corto y ha abandonado su segundo color (el morado o azul) por el rojo y el verde. Incluso los patrocinadores ya no tienen nada que ver con los de antes. Empresas como Otaysa, Parmalat, Zanussi o Teka dejan paso ahora a otras de dudosa reputación como Bwin o Qatar Foundation.
Exilio. Es cierto que en la actualidad tenemos a los tres mejores jugadores del planeta (CR7, Messi y Falcao), pero posiblemente dos de ellos nos abandonen en verano. Y es que poco a poco se nota un cambio de tendencia, hace unos años todo futbolista soñaba con emigrar de su país para recalar en España. Ahora pasa todo lo contrario, ahí tenemos los casos de Cazorla, Mata, De Gea, Silva o Borja Valero, que han hecho las maletas para crecer como jugadores. Y eso que todos ellos podrían, y deberían, estar en las grandes plantillas de la liga.
Nos podemos consolar con que la Serie A está aún peor que la nuestra. Pero cuidado, porque con los que organizan nuestra liga no tardaremos en alcanzarles, tiempo al tiempo. Mientras tanto podemos disfrutar de la Premier y de la Bundesliga.

lunes, 29 de octubre de 2012

Where amazing happens




Mañana arranca una nueva y apasionante temporada de la NBA, coincidiendo con la llegada a EEUU del huracán Sandy (nada que ver con la cerveza con sabor a limón y a Mónica Naranjo). Una temporada completa sin asterisco (lock out), en la que cada franquicia deberá demostrar si los cambios efectuados en el agitado mercado han sido efectivos.
La Conferencia Este tiene dueño. Miami Heat ha mantenido el bloque ganador y además ha sumado al roster piezas importantes como Ray Allen (Jesus Shuttlesworth), el máximo triplista en la historia de la liga, y Rashard Lewis, una estrella venida a menos que ahora tendrá en el sol de Miami su última oportunidad para conseguir el anillo. Parece que Spoelsta va a apostar por Chris Bosh como cinco (para ello ha trabajado el zurdo todo el verano) y con Lebron James de cuatro, capaz de defender a todos los power forwards de la liga. Además parece claro que el liderazgo del equipo ha quedado única y exclusivamente en las manos de Lebron, tras el acertado paso atrás de Dwayne Wade, que se ha rendido a la evidencia y ha aceptado su rol de secundario.
Su máximo rival será Boston Celtics. Doc Rivers inyectará, una vez más, a sus jugadores esa garra que convierte a los verdes en un equipo difícil de batir, como han sido toda su historia. Han fichado grandes nombres como Jason Terry, microondas y buen sustituto de Allen, y Courtney Lee, que ocupará el puesto defensivo que tanto tiempo llevan buscando desde la marcha de Tony Allen. Sin embargo, las últimas incorporaciones (Darko Milicic y Leandro Barbosa) realizadas por Danny Ainge no parece que vayan a mejorar la plantilla.
Indiana Pacers deberá confirmar su mejoría mostrada la temporada pasada, al igual que Philadelphia 76ers, aunque los de Doug Collins deberán cambiar su juego para no echar de menos a Andre Iguadola e intentar acoplar lo antes posible a Andrew Bynum, que sin duda hará los mejores números de su carrera. Ambas franquicias estarán en los Playoffs.
Interesante será el duelo neoyorkino. Gran proyecto parece a corto-medio plazo el que han montado  Prokhorov y Jay Z con los Brooklyn Nets, con fichajes como Joe Johnson, CJ Watson, Reggie Evans o Mirza Teletotiv. Y sobre todo manteniendo a sus dos estrellas, Deron Williams (el mejor base de la liga) y Kris Humphries. Por lo que serán uno de los principales atractivos para esta temporada que arranca. La duda está en si serán capaces de superar a sus vecinos los Jurassic Knicks, como ya llaman a los New York Knicks tras las incorporaciones de Rasheed Wallace, Jason Kidd,  Pablo Prigioni, Marcus Camby o Kurt Thomas. La incógnita, un año más, será si sus principales jugadores, su estrella Carmelo Anthony y su semiestrella Amare Stoudamire, serán capaces de llegar a entenderse, aunque parece imposible. Además tienen importantes bajas respecto al año pasado como Jeremy Lin (bluf), Landry Fields y Toney Douglas, que sobre todo aportaban la poca intensidad defensiva que tenían los knickerbockers.
Y qué decir de Chicago Bulls. Un equipo marcado por la lesión de su gran estrella Derrick Rose. El bueno de Thibodeau poco puede hacer con una plantilla pensada por y para Rose. Llegarán a puestos de Playoffs, pero justitos.
Atlanta Hawks, como siempre, estará ahí. Han podido suplir bien a su jugador franquicia durante las últimas pretemporadas. Lou Williams parece, a priori, un buen sustituto de Joe Johnson. Los de la ciudad de la Coca-Cola tendrán que luchar por el último puesto de Playoffs con Milwaukee Bucks, que ha mantenido el bloque y sigue apostando por Monta Ellis y Brandon Jennings.
Si en el Este parece que está todo el pescado vendido, no se puede decir lo mismo de la Conferencia Oeste. Los Ángeles Lakers no han podido evitar unirse a la moda de hacer un equipo competitivo por la vía rápida, a golpe de talonario. Para ello han juntado a un gran playmaker (Steve Nash), al supuesto mejor pívot de la liga (Dwight Howard), a Pau Gasol y a Kobe Bryant, lo que les asegura colgarse el cartel de favorito, pero no el anillo (aunque tanto Boston como Miami sí lo consiguieron). Este equipo necesita tiempo para acoplarse, y no parece que Mike Brown, que fue incapaz de ganar el título con Lebron en Cleveland, sea el mejor entrenador para ello. Además todo hace pensar que la Mamba Negra, en la cuesta abajo de su carrera, obsesionado con acercarse a los números de Michael Jordan seguirá lanzando treinta tiros a canasta por partido. Kobe nunca ha querido un buen base en el Staples, siempre se ha conformado con tener a su lado a Derek Fisher, y ahora tendrá que tragar con Nash.
El otro candidato es Oklahoma City Thunder, que ha mantenido un bloque que crecerá en cuanto a experiencia tras la final perdida la temporada pasada. Llama la atención la falta de refuerzos, por no hablar del sorprendente traspaso de última hora que ha llevado a la barba más conocida de la NBA y actual mejor sexto hombre rumbo a Houston. A cambio los Thunder han recibido a Kevin Martin y algún bulto más. En un principio el cambio parece a peor, y en cuanto algo salga mal, las miradas se fijarán otra vez en Westbrook, que nunca terminará de convencer.
Si hablamos del Oeste sería un grave error olvidarse de San Antonio Spurs. Sin duda los que mejor juego desplegaron el año pasado de la mano de Coach Pop. Mantienen hasta diez jugadores de primer nivel, aunque sus principales estrellas siguen cumpliendo años.
Podrían repetir enfrentamiento en Playoffs Los Ángeles Clippers y Memphis Grizzlies. Los californianos han perdido importantes piezas como Mo Williams, Randy Foye, Nick Young o Reggie Evans. Aunque se han reforzado bien con Lamar Odom, Jamal Crawford, Willie Green o Grant Hill. Además recuperan a Chauncey Billups, que podría ser importante en la postemporada. Por su parte, la vida en Tennessee sigue igual. Buen equipo que tendrá que superar el fracaso del año pasado.
La sorpresa podría ser Minnesota Timberwolves. Se han quitado de encima a jugadores que no tenían sitio como Michael Beasley o Darko Milicic y los han sustituido por buenos nombres como Brandon Roy Andrei Kirilenko Alexey Shved o Chase Budinger. Aunque su verdadero rendimiento no se verá hasta el 2013 cuando vuelvan los lesionados Ricky Rubio y Kevin Love.
Lo tienen todo para superar el nivel de la temporada pasada Denver Nuggets. La pizarra de George Karl sigue funcionando, Ty Lawson crece cada partido, y le han puesto la guinda al pastel, Andre Iguodala.
Poco se puede decir de Dallas Mavericks, una franquicia en constante reconstrucción. Su extravagante propietario, Mark Cuban, se empeñó en desmontar un equipo campeón, y vaya si lo logró. Y ahora parece más interesado en salir en algún capítulo de “El séquito” que en volver a formar una gran plantilla. Los texanos se jugarán el último puesto de Playoffs con Houston Rockets y Utah Jazz.
Atractivos serán New Orleans Hornets, habrá que seguirlos muy de cerca. En la lotería del draft les ha tocado el gran defensor y nº1 del draft, Anthony Davis y el talentoso base Austin Rivers (hijo de Doc). También han hecho buenos fichajes como Ryan Anderson, el jugador más mejorado el año pasado, o Robin Lopez, y han conseguido mantener a Eric Gordon.
También crecerá como equipo Sacramento Kings. Buena pareja interior van a formar Demarcus Cousins y el rookie Thomas Robinson, sin duda una de las mejores de la liga. Además han incorporado un buen base como Aroon Brooks.

 Mis pronósticos

CAMPEÓN NBA: Miami Heat. Los de Spoelstra no lo tendrán fácil, pero el segundo anillo consecutivo confirmará el comienza de la hegemonía de Lebron James.
MVP FINALES: Lebron James. Si Miami consigue revalidad título parece impensable que no se lo lleve el número 6.
CAMPEÓN CONFERENCIA OESTE: Oklahoma City Thunder. La experiencia del año pasado ayudará a los de Scott Brooks a superar a los Spurs y a los Lakers, de los que no descarto un descalabro en Playoffs.
CAMPEÓN CONFERENCIA ESTE: Miami Heat. Por todo lo dicho anteriormente.
MVP TEMPORADA: Lebron James. Su nueva posición de cuatro le ayudará a engordar sus estadísticas. Sus números se acercarán peligrosamente al triple doble. Será su cuarto premio individual como el mejor de toda la temporada, igualará a Wilt Chamberlain, y sólo estará por debajo de los cinco de Michael Jordan y Bill Russell y los seis de Kareem Abdul-Jabbar. El único capaz de quitarle el galardón será Kevin Durant.
ENTRENADOR DEL AÑO: Rick Adelman (Minnesota Timberwolves). Gran entrenador con experiencia que ya estuvo cerca de conseguir el premio con Sacramento King y Houston Rockets. Como rivales tendrá a Eric Spoelstra, si deciden reconocerle algún mérito, y a Avery Johnson si consigue hacer una buena temporada con los Brooklyn Nets. Ya ganó uno con Dallas.
ROOKIE DEL AÑO: Anthony Davis reemplazará a Kyrie Irving. El unicejo disputará casi todos los minutos y se hinchará a coger rebotes y hacer tapones. Aunque en los partidos de pretemporada ha destacado y se ha colado en las quinielas Damian Lillard. Ojo también a Thomas Robinson.
MEJOR SEXTO HOMBRE: La marcha de Harden a Houston lo ha cambiado todo. Podría ser su sustituto en Oklahoma, Kevin Martín, aunque es un tanto irregular. Otra opción sería Ray Allen, que será pieza importante en el equipo campeón. Pero mi apuesta es Jasón Terry, que será el revulsivo de unos renacidos Celtics, que llegarán lejos.
JUGADOR MÁS MEJORADO: OJ Mayo. El galardón más abierto sin duda. OJ ha cambiado el papel de secundario en Memphis por el de principal en Dallas. Cuban ha dicho de él que tenía potencial para ser una estrella en la NBA. Lo que hace pensar que tiene total libertad para tirarse hasta las zapatillas. Si mete alguna, acabará la temporada con buenos números. Otra opción sería JaVale McGee, que tendrá un papel importante en Denver, un equipo al que muchos colocan como la gran sorpresa de la temporada.
JUGADOR DEFENSIVO DEL AÑO: Serge Ibaka. El español ya debió ganarlo el año pasado, aunque finalmente se lo arrebató injustamente Chandler, que sorprendentemente no estaba en el mejor quinteto defensivo. Como principal rival tendrá a Dwight Howard, que podría conseguir su cuarto premio.

domingo, 28 de octubre de 2012

Ring James




Lebron James hizo su primera aparición en la NBA el 29 de octubre de 2003 ante Sacramento Kings con 25 puntos, 6 rebotes, 9 asistencias y 4 robos. Era el debut soñado del jugador que estaba llamado a ser el dominador absoluto de este deporte durante los próximos años. Uno más en la lista de los nuevos Michael Jordan.
Entre los logros que ha conseguido en la liga está el de batir absolutamente todos los récords de anotación, en cuanto a precocidad, y sobre todo el de conseguir tres MVPs. Sin embargo, muchos fueron los que le acusaron de anteponer sus éxitos individuales a los del equipo. Y eso que él solito consiguió en el 2007 llevar a una ciudad insulsa e insípida como Cleveland a las Finales de la NBA por primera vez en su historia. A pesar sus 22 añitos, sus números fueron más que aceptables (22 puntos, 7 rebotes y 6,8 asistencias), aunque ni mucho menos sirvieron para evitar que San Antonio Spurs, dirigidos por Coach Pop y liderados por Duncan, Parker y  Ginobili, se llevara el título por un contundente 4-0.
Tres años después de la derrota James seguía estancado en Cleveland. Temporada tras temporada intentaron buscarle una plantilla a su medida, pero ni siquiera fueron capaces de volver a otra final. Fue entonces, cuando tras acabar contrato tomó la famosa “decisión”. No hace falta decir que era el agente libre más cotizado del mercado, y que toda franquicia con aspiraciones buscó hacerle un hueco, era la guinda que todos querían incorporar a su plantilla.
Sus grandes opciones eran, en un principio, seguir en Cleveland (para que no le acusasen de abandonar el barco) o convertirse en un knickerbocker. En la temporada anterior cada vez que visitaba la Gran Manzana todo el MSG coreaba su nombre en señal de que la ciudad le esperaba con los brazos abiertos. Incluso llegó a sonar también New Jersey Nets, por su amistad con Jay Z.
Pero fue tras un esperpéntico espectáculo televisivo cuando dijo que optaba por el camino fácil para conseguir el ansiado anillo: Miami Heat. Pat Riley conseguía así formar un equipo de estrellas con LJ, Bosh y Wade (lo mejor del draft de 2003, salvo Melo), como ya hiciera en 2007 Danny Ainge juntando en Boston a Pierce, Garnett y Allen.
En una primera temporada llena de altibajos se colaron en la final contra Dallas. Pero un irreconocible Lebron fue incapaz de evitar la derrota, vio tan cerca el título que se encogió. Era la segunda vez que se quedaba a las puertas del anillo, y la leyenda del cagón crecía a marchas forzadas. Por entonces, el de Akron era un jugador dominante, nadie dudaba de su portentoso físico, de su talento y polivalencia, pero sin campeonato no había reconocimiento.
La segunda temporada de “The Chosen One” en el sur de Florida era clave, no podía sumar un enésimo fracaso. Cuando más presión existía sobre él, cuando más escuchaba en su cabeza las risas de sus críticos por perder una hipotética tercera final, dio el paso más importante de su carrera. Pensó que no se le podía escapar otra final más y promedió 28,6 puntos, 10,2 rebotes y 7,4 asistencias para batir a los Thunder de Durant, el único que a día de hoy puede hacerle sombra.
El martes recibirá Lebron James de manos de David Stern su primer anillo de campeón de la NBA. A partir de ese día se despojará de la rémora que ha llevado consigo todos estos años, ese obstáculo que le ha tenido cohibido hasta ahora. Desde entonces, nada será igual, el King ya no tiene límites, tiene todo el futuro por delante para convertirse en lo que él quiera.

Cualquier comparación es odiosa

Desde que Lebron consiguió su primer título de la NBA, Barkley, Pippen, o el Maestro Zen (Phil Jackson), entre otros, se han apresurado a decir que Lebron puede superar a Michael Jordan. Nada más lejos de la realidad. Todos ellos deberían lavarse la boca antes de hablar de tal comparación. No existe el debate, porque ningún jugador del mundo (ni siquiera James, ya ni hablamos de Kobe) puede equipararse con Air. Nunca hemos visto, ni veremos, a alguien con la capacidad de dominar un deporte de tal manera.
 A su llegada a Miami Lebron decidió dejar atrás el número 23 de MJ que usaba en Cleveland, seguramente para evitar precisamente estas comparaciones. Desde entonces utiliza el 6 de otro de sus ídolos, Julius Erving. Mucho mejor, donde va a parar.

domingo, 21 de octubre de 2012

Rudylusión




El 13 de abril de 1995 el Real Madrid levantó en Zaragoza su octava Euroliga de baloncesto. Los 23 puntos y 6 rebotes de Arvydas Sabonis y los 16 tantos de Joe Arlauckas fueron suficientes para que los blancos venciesen 73-61 al Olympiakos. Sólo un año después y guiados otra vez por el inmortal Željko Obradović, los merengues volvieron a la Final Four de París, aunque esta vez cayeron con el Barcelona en semifinales.
Desde entonces, el equipo más laureado de Europa (como en fútbol) no ha vuelto a alzar el máximo título continental. Es más, sólo ha conseguido llegar a otra Final Four, la de 2011 en la ciudad condal, donde fueron apeados de la final por el Maccabi Tel Aviv.
Qué hace pensar que este año sí
El cambio de mentalidad respecto a otras temporadas se podría centrar en una sola figura: Rudy Fernández, el mayor talento puro de toda Europa (que me perdonen el macedonio McCalebb y los últimos MVPs de las finales, los helenos Spanoulis y Diamantidis). Aunque sería terriblemente injusto quedarse exclusivamente en eso, porque Pablo Laso tiene esta temporada en sus manos un puzzle con muchas más piezas, un equipo fetén.
La espectacular progresión de Sergio Rodríguez le ha afianzado en el puesto de base titular. Nadie duda de las cualidades del canario para jugar a este deporte, y posiblemente su único talón de Aquiles sea la defensa. Algo que, sin embargo, sí tiene Draper, una de las nuevas caras para esta campaña. Y no hay que olvidarse de la polivalencia de Llull, al que le ayudaría a mejorar su juego el saber que ya no es la estrella del equipo, como antaño.
Buen refuerzo parece también, a priori, Slaughter. El estadounidense aporta un nivel de intimidación que hace mucho tiempo que no se veía por el Palacio de los Deportes y Vistalegre, a excepción de los meses que pudimos disfrutar de Iblocka.
Mención aparte merece el lujo que supone tener al francotirador Carrol jugando sólo quince minutos por partido. Aunque en ese escueto tiempo, Jaycee es capaz de hacer un roto a cualquier defensa a base de triples.
No quiero dejar de lado, Dios me libre, a Mirotic. El montenegrino desprende talento por los cuatro costados y domina absolutamente todas las facetas del juego, desde los movimientos en el poste, hasta las penetraciones o la visión de juego, sin olvidar los tiros de dos y de tres. Aunque mucho me temo que su futuro no muy lejano está al otro lado del charco.
Para completar el roster (como dicen los americanos) están jugadores que perfectamente podrían ser titulares en cualquier otro club, como Pocius, Suárez o el incombustible Felipe Reyes, al que una vez ya retirado y en el sofá de su casa le seguirán cayendo los balones en las manos.
Quizás el único pero de la plantilla es la falta de un cinco de peso. En este comienzo de temporada los blancos ya han sufrido a Sofo (Schortsanitis de toda la vida), y a su copia barata y desmejorada, el australiano Jawai. Un problema que podría solucionarse con un pequeño parche como el inminente fichaje del brasileño Hettsheimeir, con sus 2,08 metros y sus casi 120 kilos.
Posiblemente el jugador menos acertado en este arranque de temporada es Begic. Si el esloveno no espabila tomará el mismo camino que Tomic (buen regalo-marrón para el máximo rival de los blancos, por lo menos en España). Y es que en el baloncesto los jugadores que en lugar de sangre tienen horchata no tienen cabida.
Por todo esto, el Real Madrid volverá al cetro europeo. Además sus seguidores volverán a vibrar, como en otras épocas, con un juego vistoso, vibrante y de ataque, justo cuando parece que en Europa priman las defensas. Un pequeño oasis dentro del mundo FIBA.
Principales rivales
Pero ojo porque los merengues no están solos y nadie les va a regalar la novena Euroliga. Si en España parece no haber rival para los de Laso, diferente panorama hay en la competición continental. A los siempre temibles y competitivos griegos (Panathinaikos y Olympiakos, últimos vencedores) hay que sumarle el CSKA de Messina, y por supuesto el Fenerbahce, que a golpe de talonario ha juntado a lo mejor del último Montepaschi (Andersen, McCalebb o el entrenador Pianigiani) y buena parte del Panathinaikos (Batiste y Sato). Sin olvidar que tienen el aliciente de convertirse en el primer club otomano en ganar la Euroliga.

domingo, 14 de octubre de 2012

Domin-drama





El domingo es sin duda el día más singular de toda la semana. Uno se levanta con una sonrisa de oreja a oreja recordando vagamente las fechorías realizadas la noche anterior. Y una vez ya activado, tras ingerir la dosis necesaria de ibuprofenos, se da cuenta de que tiene por delante un largo día de ocio y entretenimiento. Aunque esta sensación de liberación dura más bien poco. Conforme avanzan las horas y se acerca peligrosamente el temido lunes, el cambio de actitud es irremediable. La idea de ver una nueva semana a la vuelta de la esquina atormenta a cualquiera.

Para muchos las únicas armas para defenderse de este sentimiento de desolación son un sofá, un mando, y una tarde repleta de partidos de fútbol de las mejores y más diversas ligas del mundo. Porque para conseguir no pensar en la larga jornada laboral que se avecina, podría bastar con un simple Stoke City-Swansea o un Palermo-Pescara. Sin embargo, cuando el partido más interesante que te puedes encontrar en todo el fin de semana es un insípido derbi andaluz entre Almería y Córdoba, no hay clavo ardiendo al que agarrarse.

No es de recibo que después del apasionante Madrid-Barça del pasado domingo, con los dos mejores jugadores del mundo en plena ebullición, haya un parón liguero. No parece que sea el mejor momento para quitarse la elástica de tu amado club y enfundarse la camisola nacional, aunque sí que es verdad que con todo este asunto de Cataluña, apetece más que nunca.

Las pasiones que despierta la selección española en estos partidos de solteros contra casados están muy lejos de las que levantan en las grandes competiciones. Son encuentros de chichinabo que solo sirven para que los jugadores sumen internacionalidades y superen absurdos récords. El partido fantasma contra Bielorrusia no puede saciar el hambre de fútbol de la sociedad española, e incluso el encuentro del martes contra Francia resulta descafeinado. Y es que muchos años tendrán que esperar los blues para vivir una nueva generación de oro como la que ganó su Mundial en 1998 o la Eurocopa del 2000, liderada por el gran Zizou. Mucho tiempo pasará hasta que nuestros simpáticos vecinos levanten otra Copa del Mundo o consigan un nuevo título en Roland Garros. Hasta entonces, muy a su pesar, se tendrán que conformar con disfrutar de nuestros éxitos deportivos.

Debería abrirse un debate sobre los partidos clasificatorios. Una buena opción sería jugarlos todos seguidos al principio o al final de cada temporada. Tendríamos que aprender de otros deportes como el baloncesto, y especialmente de la NBA. Donde en menos de seis meses cada equipo disputa un total de 82 partidos sin interrupciones, ni por las selecciones, ni siquiera por las fiestas navideñas.

Lo único bueno de este parón liguero es que hasta las Navidades no habrá otro. Por lo que los domingos hasta entonces serán domingos, pero menos drama que éste.

Cambiando radicalmente de asunto, llama poderosamente la atención que el acontecimiento deportivo del día sea que un tal Félix (que no es el famoso gato) salte al vacío desde la estratosfera. Una semana entera lleva todo el mundo en vilo, pendiente de si las fuertes rachas de viento en el desierto de Nueva México iban a permitir realizar por fin semejante hazaña: romper la barrera del sonido. Muchos son los que han catalogado el hecho como uno de los mayores logros del ser humano, pero realmente no sé hasta qué punto es un hito o una gran campaña de publicidad de Red Bull.

martes, 9 de octubre de 2012

Dos años es mucho tiempo



En ese período de tiempo Florentino Pérez juntó a Figo, Zidane y Ronaldo (y algún pavón que otro). También en un solo bienio desfilaron por el banquillo del Bernabéu Queiroz, Camacho, García Remón, Luxemburgo y López Caro, uno detrás de otro. Y es que 24 meses dan para mucho, incluso para dar la vuelta a la tortilla.

El 29 de noviembre de 2010 Mourinho visitaba por primera vez el Camp Nou como entrenador del Real Madrid. Y el correctivo fue muy duro 5-0. Aunque seguramente lo peor fue la imagen dejada por los blancos, que se sintieron completamente incapaces de competir con los de Guardiola.

Las críticas fueron por entonces fuertes y merecidas por igual. Que si el de Setúbal no podía entrenar al Real Madrid porque sus valores no coincidían con los del mejor club del siglo XX, el famoso señorío, que cada uno lo interpreta a su gusto. Que si Guardiola tenía la pócima secreta del fútbol, y el resto de los equipos sólo podían mirar y aplaudir su juego. Que si Cristiano se nublaba contra el Barcelona y veía la portería como una de futbito.

Desde entonces en los Clásicos se han producido victorias culés, triunfos merengues y empates, pero con una interesante novedad: los blancos nunca han vuelto a agachar cabeza, sino que ahora miran a la cara a los azulgranas. Algo que ha provocado directa o indirectamente la marcha de Guardiola a Central Park, lejos de su queridísima Cataluña, tras conseguir una pírrica Copa del Rey.

El empate de ayer vino a confirmar la tendencia conseguida con el triunfo que aseguró la pasada Liga y la victoria en la Supercopa de España. Un reparto de puntos que se produjo por una extraña falta de ambición de los merengues, que perdieron una oportunidad de lujo para meter mano a los culés y reducir los exagerados ocho puntos que les separan en la tabla.

Los culés siempre se han aferrado, fuese cual fuese el resultado, a la posesión y los tiros a puerta. Decían que los blancos solo podían hacerles frente con juego duro que muchas veces traspasaba los límites del fair play. Pero tras el partido de ayer, ni a eso se pueden agarrar. Los madridistas tiraron más a puerta e hicieron menos faltas, a pesar de que un perdido Tito (al que le queda el puesto mas grande que a la alcaldesa madrileña Ana Botella) pidiese un video con las entradas de Pepe que nadie vio. Eso sí, la posesión, por enésima vez, fue para ellos. Una posesión muy práctica si tenemos en cuenta que Casillas no intervino ni una sola vez en todo el encuentro.

Basta con ver tanto a Pepe (que ayer cometió posiblemente su único fallo defensivo del año, mal momento eligió) como un perdonado y resucitado Ramos se atreven a recibir en el medio del campo a Messi, sin recular hasta su portero como hacen todos los defensas (sin excepciones) de la supuesta mejor liga del mundo.

Durante estos últimos años de éxito blaugrana, muchos son los que lo atribuían a su estilo de juego, único e inconfundible, y que no dejaban de lado ni a las duras ni a las maduras. Pero donde muchos ven virtud yo veo defecto. No puede ser que "el mejor equipo de la historia" no tenga alternativas en su forma de jugar. Algo que sin embargo sí tienen los de Mourinho, que dependiendo del rival y del momento del partido optan por el denostado trivote, por jugar con dos bajitos o por sacar dos delanteros, perro y gato.

Muchos y recientes han sido los éxitos del Barcelona, y casi todos merecidos. Pero quizás si hubiesen tenido un plan B contra el Inter de Milán en 2010 o contra el Chelsea el pasado año, tendrían en sus vitrinas dos orejonas más, y se acercarían un poco a las nueve (o diez) del Real Madrid.