viernes, 15 de noviembre de 2013

Así gana el Madrid





Madrid es una ciudad que rebosa arte por los cuatro costados, y basta con ir al Palacio de los Deportes para ver una pequeña muestra. Porque el equipo de Pablo Laso roza la perfección sobre una cancha de baloncesto. Su superioridad es tan apabullante como asombrosa.

Desde que el árbitro lanza el balón al aire hasta que suena la bocina marcando el final del último cuarto, los blancos ganan a sus rivales en cada acción. Tanto en ataque como en defensa los merengues parecen jugar contra niños, conscientes en todo momento de sus debilidades. Y no les vale sólo con vencer; hasta que no arrasan con ellos, no cesan en su empeño.

Nadie destaca por encima del grupo; si un día el protagonista es uno, al día siguiente lo es otro. No hay envidias ni rencores, prima el conjunto sobre las individualidades.

Durante el pasado verano se optó por la continuidad, eso sí reforzando quizá su único punto débil, el juego interior. Se decidió abrir la puerta, de manera acertada, al talentoso Mirza Begic, como ya se hizo con anterioridad con Ante Tomić. A cambio han llegado el contrastado Ioannis Bourousis, y el esperanzador Salah Mejri. Si a esto le unimos la continuidad de Felipe Reyes y Marcus Slaughter, parece claro que el club ha apostado por el sacrificio en detrimento de la calidad. Con la excepción de Nikola Mirotić, al que seguramente le disfrutaremos este año por última vez.

Todo lo contrario ha ocurrido con los jugadores exteriores, donde se ha mantenido el bloque con jugadores capaces de anotar por encima de los veinte puntos. Todos ellos capaces de romper el marcador en cualquier momento del encuentro.

Y la fórmula por el momento parece que funciona: invictos con 12 victorias, con medías de más de 27 puntos de ventaja y más de 94 puntos por partido.

El Barcelona en cambio buscó en el mercado una superestrella, y tras las calabazas de Vasilis Spanoulis, se tuvieron que conformar con bisutería, Kostas Papanikolaou. Por ahora en la Liga Endesa también están imbatidos, pero las sensaciones son bien diferentes.

Todo resulta más sencillo bajo la batuta de un gran director de orquesta, y Sergio Rodríguez es actualmente el mejor base de todo el viejo continente. El Madrid juega como el Chacho piensa, y el canario tiene una mente privilegiada, es un auténtico genio para esto del baloncesto. Ha recuperado las sensaciones de cuando era joven, y en este estado de forma es imparable. Piensa más rápido que los rivales, es capaz de ver donde está la ventaja y además tiene las dotes de los elegidos para ejecutar de manera perfecta sus pensamientos.

La próxima víctima que los de Laso dejarán a su paso será el domingo el Herbalife Gran Canaria. Pasen y vean.


miércoles, 6 de noviembre de 2013

El topo asoma





Al comienzo de esta temporada Carlo Ancelotti tuvo que tomar una difícil decisión; una de esas que nunca convencen a todos, y que siempre se miran con lupa. Decidió que su portero titular era Diego López; algo que levantó ampollas en un gran sector del Bernabéu. Además, curiosamente era el mismo guardameta que eligió en su día José Mourinho.

Muchos fueron los que dijeron por entonces que la elección del técnico portugués era personal contra Iker Casillas, y que nada tenía que ver con lo deportivo. Que le señalaba como el topo del equipo, la garganta profunda que filtraba a la prensa las charlas del vestuario.

Se atrevió a dejar en el banquillo a un mito del madridismo, un campeón de Europa y del Mundo, el mejor portero del siglo XXI. Tan evidente era su indiscutible titularidad durante todos estos años, como que en la temporada 2012/13 había bajado su rendimiento, andaba con la cabeza en otros asuntos.

Para darle un toque de atención, Mourinho decidió tirar de lo único que tenía a mano, el becario Adán. Que éste no tenía categoría para ocupar la portería del Madrid lo sabíamos todos, pero el luso pensó que bastaría con un par de partidos para despertar el carácter competitivo del de Móstoles, que llevaba mucho tiempo sin tener un rival digno en el puesto.

Caprichos del destino, poco días después se lesionó. Y la rapidez del club para contratar a Diego López dejó bastante claro que el entrenador portugués no confiaba en Adán para las grandes citas, como había insinuado antes.

Meses después El Santo volvió, pero Mou no estaba por la labor de cambiar de portero. Había encontrado al que siempre quiso, uno seguro por arriba y con buen manejo de los pies. Por lo que a Casillas le tocó ver el desenlace de la temporada desde el banquillo.

Finalmente Iker ganó el pulso, y la marcha de The Special One parecía calmar la tempestad. Su sustituto era Ancelotti, un hombre de club que a priori no parecía que iba a levantar mucho la voz y que iba a ser políticamente correcto.

Posiblemente que fuese a la Copa Confederaciones con España le perjudicó, o por lo menos no le ayudó para recuperar su puesto en la portería blanca. Durante la pretemporada además Diego confirmó lo que ya se presagiaba en la temporada anterior, que era un portero de primer nivel. Así que el puesto era suyo.

El italiano acababa de llegar y como suponemos que no tenía nada contra Casillas, parece obvio que su decisión sí que fue meramente deportiva. Pero con su nueva suplencia empezó la maquinaria mediática de muchos medios, posiblemente los mismos que se beneficiaron de sus supuestas filtraciones.

Sorprendentemente estas presiones desembocaron en una decisión circense de Carletto. A pesar de elegir a su portero, optó por otro para la competición más importante del club, la Champions. Una treta que no se recuerda en el mundo del fútbol.

Desde entonces el gallego ha mantenido su excelente estado de forma, con exhibición tras exhibición. Por su parte el madrileño empezó la competición europea con dudas, pero poco a poco ha recuperado su mejor forma, o por lo menos está cerca. Su partido anoche en Turín fue más que destacable y sus paradas recordaron a las de antaño. Sin embargo, no hay que vender ninguna moto, su actuación está muy lejos de muchas de las que ha realizado esta misma temporada su compañero.

Desde su llegada a Madrid, Diego López ha jugado todos los encuentros desde el borde de un precipicio. Cada domingo muchos son los que esperaban su error, para echarle toda la mierda encima. Y como no ha llegado, ya se ha optado por otro camino.

A los blancos les han metido 16 goles en 12 jornadas de Liga. Y algunos no han tardado en señalar al portero como culpable de esta sangría.


El fútbol de élite no tiene memoria, los méritos se demuestran en cada partido, no sirve de nada lo hecho con anterioridad. Puede parecer injusto, pero es así para todos. Y desde luego que una injusticia nunca se debe solucionar con otra.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Cuando el bronce sabe a poco




Los conformistas han calificado la actuación de España en el Eurobasket de Eslovenia como más que aceptable. Consideran que estamos malacostumbrados con los recientes triunfos de la generación de oro del baloncesto español, que nos han faltado importantes jugadores como Pau Gasol o Navarro, que había otras plantillas mejores que la nuestra, que teníamos un entrenador nuevo que necesitaba un tiempo para acoplarse. Pues bien, estoy en total desacuerdo con estos argumentos de perdedor.

Para mí este tercer puesto es un fracaso. Es verdad que el partido ante Francia fue una moneda al aire, que podía caer tanto de un lado como del otro. Pero en ningún momento han parecido un equipo fiable.

Y eso que el extraño sistema de competición, con dos estúpidas fases de grupos, nos ha favorecido. Raro es el campeonato en el que a pesar de perder tres encuentros (Eslovenia, Grecia e Italia), puedes ganar una medalla, incluso la de oro.

No hemos aprovechado la superioridad de Marc en la zona. El fallo ha podido estar en la vulgar pizarra de Orenga, que ha sido incapaz de fabricar jugadas en ataque al mediano de los Gasol. Aunque sus propios compañeros tampoco han podido encontrarle.

No hemos ganado ningún partido apretado, no hemos sabido competir en los momentos calientes, cuando el balón quema en las manos. Y así es muy complicado ganar. Las bajas no sirven de excusa cuando tienes un bloque de sobra para competir con cualquier selección.

Sí es cierto que nuestro banquillo daba pena verlo, era el peor en muchos años. Xavi Rey tiene más pinta de jugar el Seis Naciones, Mumbrú está para que le hagan el partido de homenaje, y Claver ya puede hacerse fotos con los jugadores de la NBA porque no tardará en volver.

Está claro que estamos malacostumbrados con el éxito del deporte español, pero eso no justifica una derrota. Seguramente dentro de 20 años nos lamentaremos de no haber conseguido un tercer título europeo consecutivo, algo que sólo han logrado la URSS y Yugoslavia. Donde unos ven un bonito bronce, yo veo una oportunidad perdida de haber hecho historia, de marcar una época en el mundo de la canasta.

No me gustó la falta de liderazgo en los últimos minutos del partido ante Francia, sobre todo en la prórroga. Ante la gran defensa gala a Marc Gasol, ningún jugador español decidió coger las riendas en ataque, por lo que le tocó al Chacho vestirse de Jordan, y claro, no pudo.

En el tiempo extra se hizo todo mal. En ataque faltó circulación de balón y no se consiguieron tiros limpios. Y en defensa, cuando los franceses estaban tan nublados como nosotros en ataque, cometimos dos innecesarias faltas sobre Parker, cuatro puntos fáciles, que decantaron la semifinal para los vecinos.

En la pasada Eurocopa de fútbol, muchos conformistas pensaron que España no llegaba en su mejor momento, que no siempre se podía ganar, y seguramente hubiesen firmado un tercer puesto. Pero hay que aprovechar los buenos momentos, la inercia positiva, y ganar todo lo que se pueda ganar. Porque ya tendremos tiempo para echarlo de menos.







martes, 17 de septiembre de 2013

CR7 quiere la Décima




Cuando a Raúl González Blanco le dieron la patada en el Real Madrid, otro histórico merengón como Fernando Hierro, le calificó como “un ferrari”. Atrás dejaba grandísimas temporadas, y también alguna flojilla, para que mentir. Se iba un emblema blanco que anotó 323 goles en 741 partidos; una cifra difícil de superar, o eso parecía.

No estaría mal recurrir nuevamente al central malagueño para que explicara con qué tipo de bólido asemejaría a Cristiano Ronaldo. Podría ser el Red Bull de Vettel, que se pasea por el mundial de Fórmula 1.

El 6 de julio de 2009 Cristiano gritaba “hala Madrid” mientras un repleto Santiago Bernabéu le jaleaba. Llegaba con el cartel de estrella, pero los 94 millones de euros que pagó Florentino Pérez en su día, parecían algo exagerados.

Ahora cuatro años después, su fichaje no es que no parezca caro, es que resulta hasta barato, una ganga. En sólo cuatro temporadas Ronaldo ha ido superando uno a uno a los máximos goleadores de la historia blanca. Tal ha sido su escalada, que ya sólo tiene por delante a Hugo Sánchez (208), Puskas (237), Santillana (288), Di Stéfano (307) y el propio Raúl (323). Y tras su multimillonaria, pero no por ello inmerecida renovación de contrato, parece simplemente cuestión de tiempo que el portugués supere a todos ellos.

La renovación de CR7, aparte de ser casi una cuestión de estado, es la guinda del pastel del nuevo proyecto blanco. Se ha vivido un verano más que movidito en las oficinas de Chamartín, con fructíferas operaciones, las mejores que yo recuerdo.

Posiblemente lo más polémico es la marcha de Özil , más por lo que pueda llegar a ser que por lo que ha demostrado. Su clase y sus dotes futbolísticas son de nivel top, como diría Mourinho; pero su ambición y su capacidad de esfuerzo son de infantil, o cadete a lo sumo. El tiempo dirá si ha sido una buena o una mala decisión; por ahora parece, cuanto menos, atrevida.

Para sustituir al alemán se ha traído a un producto nacional, que falta hacía. Isco parece peor que Mesut, pero futuro tiene por delante para demostrar que puede llevar la manija del Real Madrid y de la selección.

El resto de movimientos, tanto entradas como salidas, han sido ejemplares. Rafa Benítez, al que desde aquí propongo para futuro presidente de honor del club cuando don Alfredo nos deje, nos ha quitado toda la morralla perenne que teníamos en el banquillo. También ha ayudado el bueno de Galliani con su empeño de juntar a reliquias.

Difícil parecía buscar un sustituto a Xabi Alonso, que termina contrato el próximo verano. Pero el problema parece resuelto gracias al fichaje millonario de Illarramendi, la sorpresiva irrupción de Casemiro, y el paso al frente de Modric.
En cuanto al puesto más débil de las últimas temporadas, el lateral derecho, también se ha reforzado. Carvajal no tardará mucho en quitar el puesto a Arbeloa, ofreciendo así una opción más para el ataque.

El fichaje de Neymar por el Barcelona obligó al Madrid a mover ficha, a contratar a otro galáctico, y en el mercado sólo había uno, Gareth Bale. Y después de unas intensas negociaciones con el rocoso Levy, el galés ya viste de blanco. Ahora sólo queda disfrutar de sus incansables galopadas y sus temibles zarpazos.

El Madrid, de momento, no carbura, ninguno sabe su rol dentro del equipo. Pero resulta imposible pensar que esta plantilla no acabará por funcionar, y lo hará en los momentos calientes de la temporada.

Con Ronaldo como claro buque insignia, dejando a un lado su tristeza, la Décima está un pasito más cerca.



martes, 10 de septiembre de 2013

Rafa 2020




La distancia entre el triunfo y el fracaso es muy corta, tanto como dos días; el tiempo que pasó desde la elección de Tokio para albergar los Juegos Olímpicos de 2020, hasta el triunfo de anoche de Rafa Nadal. Dos momentos con protagonismo español, pero con final bien distinto, y se podría decir que previsible. Uno ganó como siempre y otro perdió, también como siempre.

Empecemos por la arena, por el fiasco. No se puede hacer peor, sin aprender de los errores. Seguramente nunca una ciudad ha tenido tantas ganas de ser olímpica, con más de un 90% de apoyo popular. Hubiese bastado con plasmar esas ganas de los madrileños para convencer a los sobornables miembros del COI.

La candidatura de Madrid cada año recuerda más al Atlético de Madrid. Un año es el dopaje, otro nuestro pésimo nivel de inglés, al siguiente nuestra ridícula alcaldesa; por hache o por be al final las olimpiadas siempre son para otros. Nos estamos ganando a pulso el apodo de pupas.

Queremos unos juegos, pero tampoco somos tontos, y no estamos dispuestos a soportar otro varapalo. Estamos hartos de que nos pongan el caramelito en la boca, para que luego nos lo quiten con la misma frialdad con la que Rafa afronta un break point.

Nunca ha tenido, ni tiene, ni tendrá Japón un deportista como Nadal. Ni con sus triunfos, ni mucho menos con sus valores. Pero tampoco presumamos de eso, porque nosotros tampoco volveremos a tener a un deportista como él, tan elegante en la victoria y ejemplar en la derrota.

Sin duda alguna, si Alejandro Blanco y sus secuaces tuviesen que presentar hoy nuestra candidatura, otro gallo cantaría. Bastaría con proyectar un resumen del partido de anoche para convencer a los variopintos miembros del COI. Tras el visionado del encuentro les resultaría imposible votar a Tokio o Estambul.

Y ahora vamos con la cal, con la leyenda. Hacemos mal, me incluyo también, en comparar a Rafa Nadal con Laver, Borg, Sampras o Federer. Su insaciable hambre de victoria le sitúa por encima de todos ellos, le coloca en la lista de los mejores deportistas de toda la historia. Ahí, al ladito de Jordan, Alí o Nicklaus.

Empezó como un experto en tierra batida, y no tardó mucho en consagrarse como el mejor de la historia en esa superficie, sus ocho títulos en París así lo atesoran. Pero no se quedó ahí, quería reinar también en hierba y pista rápida, y vaya si lo hizo. Porque no tiene techo, ganará todo lo que quiera y hasta que él quiera.

Si hubiese tenido la suerte de nacer a orillas del río Támesis hoy se le reconocería con el estatus que merece, el de sir. Y si alguien puede lograr que Madrid albergue algún día, esperemos no muy lejano, unos juegos, ese es él.


Gracias Rafa por no despertarnos del sueño olímpico.

lunes, 24 de junio de 2013

No hay dos sin tres




Lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a ascender al Olimpo del baloncesto. LeBron James ya tiene un anillo de campeón de la NBA para cada mano. A priori parecía un camino de rosas, pero al final ha terminado por convertirse en un tortuoso trayecto, casi con final trágico.

Los inocentes Milwaukee Bucks fueron su primera víctima, les siguieron los combativos Chicago Bulls sin su toro principal (Derrick Rose), que presumiblemente volverá a deleitar al United Center en octubre. Ya en las finales del Este se enfrentaron a unos cada vez más rudos y competitivos Indiana Pacers. Allí Roy Hibbert y David West abusaron del débil juego interior de Miami y consiguieron forzar un séptimo partido, en el que no tuvieron ninguna opción. Y en su tercera final consecutiva el rival era San Antonio Spurs, que buscaba su quinto anillo en quince años.

Volvían los fantasmas del pasado y LeBron tenía que enfrentarse con su verdugo en 2007, el conjunto que barrió a sus Cleveland Cavaliers. Los texanos podían convertirse en su particular bestia negra, como en su día lo fueron los Detroit Pistons para Michael Jordan. Pero al final, ni uno ni otro.

No comenzó bien la serie para los Heat. Las victorias se alternaban, con los Spurs golpeando primero. En este contexto la final llegó a Florida con 3-2 para los de Gregg Popovich. Por entonces, James lideraba a su equipo en todas las estadísticas, o casi todas, pero su imagen no era la de la temporada regular. Aquel jugador dominante había dejado paso a otro más solidario que pretendía involucrar a sus compañeros. Sabía que sin ellos no lo podía lograr, y no se equivocaba.


En el sexto por fin cogió las riendas, sin exagerar tampoco. Pero parecía que sus esfuerzos iban a quedar en balde; cinco puntos abajo y menos de un minuto por jugar, todo hacía presagiar una nueva debacle del Big Three y una nueva victoria de los Spurs. Sería el éxito de formar un equipo campeón frente al fracaso de lograr una plantilla a golpe de talonario.

Sin embargo el final del encuentro fue kafkiano para San Antonio. Un triple de LBJ a la desesperada, tras haber fallado antes varios intentos, sumado a una concatenación de malos ataques, hacía prever un final de infarto. La gota que colmó el vaso fue la extraña decisión de Pop de sentar en el banquillo a un cansado Tim Duncan en defensa; una decisión que permitió a un desaparecido Chris Bosh coger un rebote de oro, tras un nuevo error de LeBron, para asistir al mejor triplista de la historia, Ray Allen. El resultado fue un tiro perfecto, de los que se deben enseñar en las escuelas, de los que parecen que es imposible que el balón no acabe acariciando la cesta. Tres puntos que bien han justificado su fichaje el pasado verano.


La temporada se iba a decidir en el séptimo partido, donde los niños dejan paso a los hombres. Y ahí "The Chosen One" se mueve como pez en el agua. Llegaba como el jugador con más promedio de puntos en los partidos decisivos en toda la historia de la liga.

En total fueron 37 puntos, 12 rebotes y 4 asistencias, y lo que es más importante, anotó los tiros que sentenciaron el anillo. Lo que todo el mundo le pedía, y lo que los más críticos le recriminaban. Fueron lanzamientos de 5 o 6 metros que dejaron claro la confianza de LeBron, su superioridad sobre el resto. “Los que cuestionaron mi liderazgo ya tienen la respuesta” decía tranquilo al término del encuentro.


2 títulos (2012 y 2013), 2 MVP en las finales (2012 y 2013), 4 MVP en temporada regular (2009, 2010, 2012 y 2013), 9 veces All Star (2005-2013), Rookie del año en 2004. Un palmarés del que pocos pueden presumir, ninguno de ellos en la actualidad. Pero él quiere más, más títulos individuales, y sobre todo más anillos. Para ello debe mejorar, aunque parezca imposible. Públicamente ha dicho que quiere superar el 80% en tiros libres, y posiblemente también pretenda conseguir el único premio que se le ha escapado esta temporada, el de mejor defensor del año.

Hace tres años Pat Riley juntó en Miami al Big Three, y muchos eran los que pensaban que había demasiados gallos en el corral, que eso era difícil de gestionar, y que desde luego Erik Spoelstra, con escasa experiencia, no era el entrenador más adecuado. Ahora no hay duda de que Coach Spo es el técnico ideal para continuar con la hegemonía de los de Florida. No se puede decir lo mismo de Chris Bosh, que nunca ha terminado de convencer, y que este año ha cavado su propia tumba. Los medios estadounidenses le colocan fuera del equipo, y la franquicia podría obtener a cambio un buen jugador, que sin sus números, podría reforzar la débil zona de los Heat. Suena Greg Oden, número uno del draft de 2007 que no ha jugado un sólo minuto desde 2009 debido a sus rodillas de cristal. Aunque no será el único en las quinielas, muchos serán los jugadores que quieran reforzar esta plantilla para ganar el ansiado anillo.

Sería un insulto no citar en este post al mejor ala-pivot de la historia de la liga. A sus 37 años, Tim Duncan ha sido de largo el mejor jugador de su equipo en las finales, con 18,9 puntos y 12,1 rebotes por partido, aunque en el último minuto tuvo en sus manos, en dos ocasiones, buena parte de la serie. Tras el encuentro aseguró que estos fallos le atormentarán toda la vida. Pero realmente lo que debe atormentar a "The Big Fundamental" es todo lo que ha conseguido durante 15 temporadas en la mejor liga del mundo: Rookie del Año de la NBA (1998), MVP del All-Star Game de la NBA (2000), 2 MVP de la Temporada (2002 y 2003), 7 veces en el Mejor quinteto defensivo de la NBA, 3 MVP de las Finales (1999, 2003 y 2005), 4 campeonatos de la NBA (1999, 2003, 2005 y 2007), 13 veces All-Star, 14 veces en el Mejor quinteto de la NBA.


El jueves pasado se vivió la segunda parte del reinado de LeBron James en el baloncesto. Y lo mejor de todo es que el final quedó abierto. De momento, el rodaje de la tercera comenzará en octubre.

lunes, 10 de junio de 2013

Rafael VIII, rey de Francia





Histórico, memorable, pero sobre todo, irrepetible. Se acaban los calificativos para describir una nueva hazaña de Rafa Nadal. Nadie en la historia ha dominado un torneo de Grand Slam como lo está haciendo el balear con Roland Garros.

Ocho títulos en París que se resumen en 59 triunfos (uno más que Guillermo Vilas y Roger Federer) y una única derrota, en los octavos de final de 2009 ante Robin Söderling. A este paso no sería de extrañar que los franceses, muy a su pesar, utilizasen al tenista español para renombrar su pista central; si Philippe-Chatrier levantase la cabeza…

El de este año tiene un sabor especial. Muchos eran los que le daban por muerto, los que creían que no iba a volver a la élite tras estar más de siete meses fuera de competición. Vaya si se equivocaban.

La final fue casi como la última etapa del Tour, un paseo por los Campos Elíseos. A David Ferrer, tras apabullar a Jo-Wilfried Tsonga, le quedó enorme su primera final de un grande, aunque seguramente el destino le deparará una nueva oportunidad.

No se puede decir lo mismo de la semifinal, enfrente estaba Novak Djokovic. Los dos tuvieron el partido ganado y perdido. Y teniendo en cuenta la inercia de sus últimos enfrentamientos, lo normal hubiese sido que la balanza se decantara hacia el serbio, pero éste deberá esperar un año más para completar su Grand Slam.

Rafa ha vuelto como lo hacen los grandes, con ese poderío físico y mental que siempre le ha caracterizado, con ese insaciable hambre de victoria. Es el tenista con más triunfos y títulos en lo que llevamos de 2013. Ya ha conquistado Sao Paulo, Acapulco, Indian Wells, Barcelona, Madrid, Roma y París.

La extraña e injusta forma de puntuar que utiliza la ATP permite que se dé una curiosa circunstancia. Y es que a pesar de reinar una vez más en Francia, ha bajado un puesto en la famosa lista. Aunque la realidad es bien distinta, y está más cerca de recuperar el número uno mundial. De aquí a final de año no tiene puntos que defender, todo lo contrario que sus principales rivales.

Es su duodécimo torneo de Grand Slam, adelanta a Björn Borg y a Rod Laver, e iguala a Roy Emerson. Ahora sólo tiene por delante a Pete Sampras (14) y a Roger Federer (17). Además él sólo ya supera todos los conseguidos por el resto de tenistas españoles: Manuel Santana (4), Sergi Bruguera (2), Andrés Gimeno (1), Manuel Orantes (1), Carlos Moyá (1), Juan Carlos Ferrero (1) y Albert Costa (1).

Nadal no tiene límites, no se conforma con ser el mejor deportista español de la historia, quiere más. Tan grande en la victoria como en la derrota, nadie sabe dónde está su techo.

Todo a su tiempo, ahora toca parar.  No conviene forzar esa maltrecha rodilla. No volverá a coger una raqueta, en partido oficial, hasta Wimbledon. Allí empezó su calvario el año pasado, cuando cayó eliminado en segunda ronda ante Lukas Rosol.

La cita es en dos semanas en el All England Club, con muchas dudas por resolver. Federer intentará igualar la gesta de Rafa con su octavo título y Djokovic buscará resarcirse de la derrota en París con su segundo. Y si hablamos de enormes retos ahí estará Andy Murray. Señalado una vez más como la gran baza local para dejar el torneo en suelo británico. El último héroe fue Fred Perry en 1936.


miércoles, 5 de junio de 2013

Obrigado, José





Gracias por recuperar la ilusión al madridismo, por colocarnos en el lugar que nos corresponde, y que nunca debimos abandonar, entre los grandes de Europa.

Gracias por derrocar, o por lo menos debilitar, al Barcelona. Porque llegaste cuando ellos se creían invencibles, cuando lo ganaban todo, cuando nadie les tosía.

Gracias por quitar el complejo de inferioridad a nuestros jugadores. Por abrirles los ojos, por hacerles ver que para nada eran peores, que no hay una única manera de entender el fútbol, y que la posesión es algo totalmente secundario. Por recordar que hace no mucho tiempo eran ellos los que estaban obsesionados con nosotros, y que debería de volver a ser así.

Gracias por aquellos 100 puntos y 121 goles, por la liga de los récords, culminada en el Camp Nou. Porque cuando todos firmábamos el empate se consiguió una victoria contundente. Y eso que muchos te acusaban de amarrategui


Gracias por explotar a Ronaldo, por convertirle en un auténtico líder, cuando antes era jugadorazo y ególatra a partes iguales. Por disiparnos las dudas, porque ahora ya sabemos que no hay nadie mejor que él para liderar este nuevo proyecto.

Gracias por enseñarnos a Varane, el central del futuro y del presente. Por confiar en él cuando apenas era un chaval y cuando más caliente estaba la temporada. Porque todos creían que ibas a poner a Pepe tras su lesión, pero no.

Gracias por tu profesionalidad, porque, sin ser madridista, siempre has defendido al club contra viento y marea. Porque no te has amedrentado ante nadie, y por dejar claro que en el Madrid nadie juega por decreto.

Gracias por hacernos ver que nadie es imprescindible, que el mundo no se acaba sin Casillas, que hay otros porteros que aún siendo peores lo pueden hacer incluso mejor.

Gracias por permitirnos soñar con la Décima, por acariciarla con las yemas de los dedos hasta en tres ocasiones. Porque tan solo la mala suerte, nos ha privado de ella.

Gracias por devolvernos la Copa del Rey, y encima ante el mejor Barcelona de la historia. Ese trofeo tan odiado y silbado por el norte, pero querido por nosotros.


Gracias por irte sin prender la mecha, sin contar las barbaridades que casi con total seguridad se han vivido esta temporada en el vestuario; un vestuario que al final te ha llevado por delante.

Es el momento de quedarse con lo bueno y olvidar lo malo. Evidentemente las formas no han sido las mejores, y se puede calificar como fracaso la reciente temporada. Incluso habrá quien asegure que fuiste el elegido para alzar la Décima, y no mentiría. Pero gracias a ti el Real Madrid ha recuperado su grandeza.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Adiós Sir




Desde hace un tiempo los entrenadores de fútbol han dado un paso al frente, han dejado atrás  su papel de secundarios para convertirse en actores principales. Ahora son ellos los que ocupan las portadas de los principales periódicos deportivos de todo el mundo; y sus ruedas de prensa son las más seguidas y esperadas.

Incluso sus nombres aparecen también en el interminable mercado de verano, que tanto ilusiona a los aficionados. En los últimos meses, por ejemplo, sólo se habla del próximo destino de José Mourinho y de la nueva aventura de Pep Guardiola en Alemania.

Al margen de todo esto ha estado siempre Sir Alex Ferguson. El escocés acaba de anunciar que deja los banquillos tras 26 temporadas ocupando el mismo, el del Manchester United. Su palmarés queda inalcanzable, de momento, para esta nueva generación de técnicos empeñados en ser ellos mismos los protagonistas, eclipsando a sus jugadores.

El 5 de noviembre de 1986 el Manchester United oficializaba su fichaje.  Ya había triunfado con el Aberdeen tras ganar tres ligas escocesas, una Copa y la famosa Recopa ante el Real Madrid. Por entonces el entrenador del Barcelona era Terry Venables y el del Real Madrid Luis Molowny. Pues bien, desde entonces, por el banquillo culé han pasado 11 técnicos (Luis Aragonés, Carles Rexach (en 3 etapas diferentes), Johan Cruyff, Bobby Robson, Louis van Gaal (2), Lorenzo Serra Ferrer, Jesús Antonio de la Cruz, Radomir Antić, Frank Rijkaard, Josep Guardiola y Tito Vilanova) y 20 por el merengue (Leo Beenhakker (2), John Benjamin Toshack (2), Alfredo Di Stéfano, Radomir Antić, Benito Floro, Vicente Del Bosque (3), Jorge Valdano, Arsenio Iglesias, Fabio Capello (2), Jupp Heynckes, José Antonio Camacho (2), Guus Hiddink, Carlos Queiroz, Mariano García Remón, Vanderlei Luxemburgo, Juan Ramón López Caro, Bernd Schuster, Juande Ramos, Manuel Pellegrini y  José Mourinho.

Más de un cuarto de siglo al frente de uno de los grandes clubs de Europa. Allí ha cosechado un total de 38 títulos: 13 Premier Leagues (1993, 1994, 1996, 1997, 1999, 2000, 2001, 2003, 2007, 2008, 2009, 2011, 2013), 5 FA Cups (1990, 1994, 1996, 1999, 2004), 4 Copas de la Liga (1992, 2006, 2009, 2010), 2 Champions Leagues ( 1999, 2008), 1 Cup Winners Cup (1991), 1 Mundial de clubes (2008), 1 Supercopa de Europa (1992), 1 Copa Intercontinental (1999), 10 Community Shield (1990, 1993, 1994, 1996, 1997, 2003, 2007, 2008, 2010, 2011). Ahí queda eso. Pero realmente el mérito es aguantar tanto tiempo en un puesto tan efímero,  el de entrenador. Y es que cuando los resultados no acompañan, todos los dedos señalan al mismo hombre.

Y no lo ha tenido nada fácil. Jugadores como Casillas o Pepe parecen hoy rebeldes, pero él  ha tenido que lidiar con toros mucho más bravos: Keane, Cantona, Beckham, Cristiano Ronaldo o Rooney, sólo por citar algunos. Pero nunca permitió que se le subieran a las barbas, siempre les quedó claro quién mandaba en Old Trafford.

Pero como el deporte rey es injusto, o débil de memoria por lo menos, sólo se le recordará por tan sólo 101 segundos, los que tardaron sus diablos rojos en dar la vuelta a la final de la Copa de Europa de 1999 en el Camp Nou. Parecía imposible, pero los goles de Sheringham y Solskjaer permitieron a Ferguson levantar su primera Copa de Europa ante el Bayern de Munich. Un simple golpe de suerte en una trayectoria única.

martes, 16 de abril de 2013

Reyes de Europa





Dos pasos, eso es lo que le queda al Real Madrid para convertirse en campeón de Europa de fútbol por décima vez (1956, 1957, 1958, 1959, 1960, 1966, 1998, 2000, 2002). Los mismos que le faltan a la sección de baloncesto para conseguir su noveno título en la máxima competición europea (1964, 1965, 1967, 1968, 1974, 1978, 1980, 1995). De conseguirlo, no solo se distanciaría aún más como el club más laureado en ambos deportes, sino que se convertiría en el primer club en toda la historia capaz de lograr el doblete.
Antes tendrán dos duros escollos, el Borussia Dortmund (a doble partido) y bien Panathinaikos o Barcelona (a partido único en la Final Four de Londres). Pero el camino de ambos hasta esta fase previa a la final ha sido bien diferente
La temporada en el Santiago Bernabéu ha ido claramente in crescendo, de menos a más. Pronto, muy pronto, tiraron la Liga BBVA, quizás porque les parecía un título menor después de lograrlo la temporada pasada. No se puede decir lo mismo del resto de competiciones, donde han ido avanzando rondas con cierta comodidad. En la Copa del Rey se han colado en la final tras eliminar al Alcoyano, Celta de Vigo, Valencia y Barcelona. Sólo cayendo derrotados en Balaídos. Y el próximo 17 de mayo intentarán lograr su decimonoveno título en la competición del KO ante el Atlético de Madrid.
Con paso firme han marchado también en la Champions League, competición marcada como objetivo desde el principio de la temporada. La suerte les deparó el grupo de la muerte con los campeones de Inglaterra, Alemania y Holanda (Manchester City, Borussia Dortmund y Ajax). Al final  pasaron con apuros como segundos de grupo. Por lo que tuvieron que jugarse el acceso a los cuartos de final en Old Trafford ante el Manchester United. Dicho y hecho. Más sencillo fue el Galatasaray. Y ahora viene lo gordo, en una semana se nos vienen las que posiblemente sean las mejores semifinales en la historia de la competición, por lo menos en cuanto a la categoría de los equipos. Pero con Cristiano Ronaldo todo parece más sencillo.
Casi contraria ha sido la trayectoria del equipo de baloncesto. Tras un inicio de campaña prometedor, distanciándose claramente en el primer puesto de la Liga Endesa y superando con claridad la primera fase de la Euroliga, llegaron las dudas tras perder en los cuartos de Copa del Rey ante un flojo Barcelona. Aparecieron entonces las derrotas, tanto en la competición nacional como en la continental. Por lo que no llegaban a los playoffs previos a la Final Four en su mejor momento. Enfrente una durísima eliminatoria a cinco partidos ante el Maccabi Tel Aviv. Pues bien, las dudas se han disipado de un plumazo. Un contundente 3-0 les vuelve a colocar como favoritos al título, junto con el CSKA de Messina.
Hablamos de dos deportes diferentes, de dos plantillas bien distintas (en una prima el bloque, en la otra gobierna CR7); pero se trata de un mismo club con un único objetivo: volver a reinar en Europa.

viernes, 5 de abril de 2013

Ya huele a goma quemada



Este fin de semana arranca en el circuito Internacional de Losail, en Qatar, una nueva temporada de Moto GP. Y la verdad es que se presenta como una de las más apasionantes de los últimos tiempos. Por delante quedan dieciocho Grandes Premios para saber quién se coronará como campeón el próximo 10 de noviembre en el circuito Ricardo Tormo de Valencia.
A por el tercero
Muchos son los pilotos que quieren desbancar al reciente campeón, Jorge Lorenzo, quien sigue siendo el principal favorito en todas las apuestas. El mallorquín ha dejado atrás su agresividad, tanto dentro como fuera de la pista, y ya no busca la victoria por cualquier medio. Lo ha sustituido por la regularidad, por conformarse con un puesto menor con tal de conseguir el objetivo final, el título, el que completaría el triplete.
Ahora o nunca
Al que se le presenta su gran oportunidad, y posiblemente la última, es a Dani Pedrosa. Ya son muchos años como candidato al título, pero por hache o por be siempre se queda a las puertas. Si la mala suerte no se vuelve a cebar con él, podría ser su temporada. Nadie duda de que es el más rápido en la pista, y moto tiene de sobra; pero la regularidad es su principal hándicap. Es capaz de enlazar una victoria plácida con un discreto octavo puesto. De no ganar, la etiqueta de eterno segundón nadie se la quitará.
Il Dottore ha vuelto
Aunque nunca nos dejó, Valentino Rossi regresa tras dos años de retiro en Ducati, donde no ha sabido explotar una moto poco competitiva. Y vuelve a la que fue su casa, a la marca que él convirtió en ganadora en el año 2004. No hace falta hablar de sus cualidades encima de la moto, las ha ido demostrando carrera tras carrera. Es el que ha logrado mayor número de victorias (79) y podios (141) en la máxima categoría del motociclismo.
Lejos, o eso quieren vender, han quedado las rencillas que tuvo en su día con Lorenzo. Ahora aseguran que reman los dos para el mismo lado. Pero habrá que ver si avanzada la temporada, y con el título en juego, siguen haciendo piña en Yamaha.
Posiblemente el italiano esté frente a su última oportunidad de igualar los ocho títulos logrados por  Giacomo Agostini en la categoría reina.
El niño prodigio
Por si la batalla entre estos tres pilotos fuese poco, hay que sumar a una de las apariciones más fulgurantes y prometedoras de los últimos años. Marc Márquez ha asombrado a propios y extraños en los test previos, codeándose con los mejores. Aunque muchos son los que piensan que el joven piloto acusará el cambio de categoría tarde o temprano. Su ambición desmedida le impedirá conformarse con algo que no sea luchar por las victorias y, por qué no, por el título.
En cuanto al segundo escalafón de pilotos, los que no lucharán por ganar el campeonato, pero sí por alguna carrera se encuentran Cal Crutchlow y Bradley Smith, con las Yamaha satélite; Andrea Dovizioso y Nicky Hayden, con las Ducati; Stefan Bradl, con la Honda satélite; y Álvaro Bautista, con Gresini.
Los únicos peros de esta temporada son las ausencias. Casey Stoner, doble campeón del mundo (2007 y 2011), ha decidido retirarse con tan sólo 27 años.  Aunque esperemos que el australiano recapacite y vuelva a subirse a una moto. El que seguro que no lo hará es el tristemente desaparecido Marco Simoncelli, aunque su recuerdo sigue aún más que presente.
Y lo peor es que no estará en Telecinco para contarnos todo lo que pase en las pistas, la que año pasado se convirtió en la gran musa de las motos, Lara Álvarez. En su lugar nos han colocado a una mindundi, una tal Melissa Jiménez. Y por si fuera poco, tendremos que aguantar al multiusos Nico Abad.

martes, 26 de marzo de 2013

El salto del tigre




Hasta el 29 de noviembre de 2009, Tiger Woods era un ejemplo para toda la sociedad: dominaba como pocos lo han hecho a lo largo de la historia un deporte, el golf; mantuvo el número 1 mundial durante 623 semanas, y ganó 14 majors (sólo superado por los 18 de Jack Nicklaus). Además, la vida le sonreía también en lo personal gracias a su mujer, la modelo sueca, Elin Nordegren, y los dos hijos que tienen en común.
Pero aquel fatídico día todo se fue al traste, su imagen de padre y marido modelo se vino abajo de un plumazo. Un accidente de tráfico fue el detonante. No tardó en salir a la luz que el choque se produjo cuando su mujer se enteró de sus numerosas y regulares infidelidades. La guapa Elin decidió ir detrás del golfo, perdón golfista, hierro siete en mano. Se trataba de la primera vez en su vida que un palo se volvía en su contra.
Y las consecuencias no tardaron en llegar. El ciudadano ejemplar, admirado por todos, paso a ser visto como un obseso sexual. El 11 de diciembre de 2009 anunciaba que se retiraba de los campos y que ingresaba en una clínica de rehabilitación para tratar su adicción. Después vendría el complicado proceso de divorcio, porque su ex mujer quería su parte del pastel. Se habla de un acuerdo similar al que consiguió en su día Juanita, quien le sacó 168 millones de dólares a Michael Jordan.
Tiger volvió a vestirse de corto el 5 de abril de 2010 en el Masters de Augusta. Pero no había ni rastro del jugador que llegó a convertirse, posiblemente, en el mejor golfista de todos los tiempos. El californiano no levantaba cabeza, torneo tras torneo defraudaba, y el 24 de octubre de 2010 Lee Westwood le arrebató el número 1 mundial. Desde entonces su caída en la tabla fue imparable, y tocó fondo el 6 de noviembre de 2011, cuando llegó a ocupar el puesto 58.
Necesitaba un cambio urgente, puso su swing en manos Sean Foley y despidió a su fiel compañero durante doce años, el caddie Steve Williams (durante muchos años el deportista neozelandés mejor pagado). Ocupó su lugar Joe LaCava. Y no hay que olvidarse del amor, la esquiadora Lindsey Vonn le ha dado la estabilidad emocional que buscaba tras su separación.
Los cambios surgieron efecto y las mejoras no tardaron en llegar. Ya el año pasado logró tres victorias en el circuito PGA. Aunque su explosión ha llegado en este 2013, donde ha ganado tres torneos de los cinco que ha disputado. Parece que por fin ha vuelto Tiger, y esperemos que lo haya hecho para quedarse, porque aún tiene 37 años y su rivalidad con Rory McIlroy podría marcar una época. El comienzo de temporada del norirlandés no ha sido, ni mucho menos, el mejor. Pero en cuanto se amolde a sus nuevos palos Nike plantará batalla.
Han pasado muchas cosas desde la confesión de Woods, ha sufrido muchos cambios en su vida (entrenador, caddie, pareja sentimental), pero hay un valor que sigue intacto en su personalidad: querer ser el número 1, estar por encima de los demás. Algo que desde el pasado lunes ha vuelto a lograr. El siguiente reto será Augusta, que se disputará entre el 11 y el 15 de abril. Allí intentará ganar un major tras cinco años de sequía, y de paso recortar la distancia que le separa del Oso Dorado.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Rafa´s back




El 5 de febrero fue la fecha elegida por Rafa Nadal, tras estar más de siete meses en el dique seco, para volver a disputar un partido oficial de tenis. Habían pasado 222 días desde la última vez que pisó una pista. Fue en la sorprendente derrota en segunda ronda de Wimbledon ante el checho Lukas Rosol.

Más de medio año parado es mucho, y por ello el cuerpo técnico del balear escogió para su ansiado regreso torneos de medio pelo en tierra batida: Viña del Mar, Acapulco y São Paulo. Poco a poco Rafa ha ido cogiendo ritmo, y tras perder la final en Chile ante el argentino Horacio Ceballos, ha levantado el trofeo mexicano y el brasileño.

Victorias de chichinabo antes de la verdadera prueba de fuego: Indian Wells. Y ahí, en pista dura, se ha ido deshaciendo uno a uno de rivales de cada vez más enjundia. Empezó por Ryan Harrison y el recuperado Ernests Gulbis. Y después le vinieron los miuras: Roger Federer, Tomas Berdych y Juan Martín del Potro. Tres top 10 que además jugaban en una pista que, a priori, les favorecía. Pues bien, todos ellos fueron superados por Nadal, que conseguía así, y de manera brillante, su primer título sobre cemento desde 2010.

La victoria del pasado domingo ante Del Potro es la 600 de su carrera como profesional, sólo veinte tenistas han llegado a esa cifra. Pero además, es el líder de todos los tiempos en porcentaje de victorias-derrotas, con un escalofriante 83%. Le siguen leyendas como Bjorn Borg (82,7%) y Jimmy Connors (81,8%).

Otra lista que vuelve a liderar en solitario es la de Masters 1.000 ganados (22), superando en uno a Federer, en cinco a Agassi y en nueve a Djokovic. Para hacernos una idea de semejante hazaña, figuras como Ferrer o Berdych sólo han ganado uno, y Del Potro ninguno.

Dicen los expertos que ha cambiado su manera de jugar, que ahora es más agresivo, que busca ganar antes los puntos para que su maltrecha rodilla no sufra. No soy médico, y ni mucho menos un virtuoso de la raqueta, pero lo que no ha cambiado ni un ápice es su actitud y su mentalidad ganadora. Rafa ha vuelto, ha regresado el jugador que no da un punto por perdido, el que no regala una sola bola, el tenista que exaspera a los contrarios, que devuelve con suma facilidad todos los ataques que recibe. Y lo mejor de todo es que ha vuelto para quedarse.

Pero no hay que lanzar las campanas al vuelo, este solo es un paso más en su recuperación. Ahora toca esperar; no acudirá a Miami y reaparecerá en un mes para defender título en Montecarlo, donde ha ganado en las últimas ocho ediciones. Luego toca Barcelona, Madrid, Roma y Roland Garros, ahí tiene otra cita con la historia.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Semana blanca




Intento hacer memoria, pero no recuerdo una semana tan redonda para el Real Madrid en sus 111 años de historia que cumple hoy.
El 26 de febrero el panorama era desolador, y por delante tenían el Tourmalet. Con la Liga ya tirada (a 16 puntos del líder), debían darle la vuelta a sendos 1-1 en Copa del Rey y Champions League para no firmar una temporada en blanco (excepto la Supercopa de España).
Pues bien, en apenas siete días los merengues han conquistado el Camp Nou y Old Trafford. Además, entre las dos eliminatorias lograron una valiosa victoria, y con los suplentes, ante un desconocido Barcelona, que les ha permitido recortar la enorme distancia que les separaba a 13 puntos.
Tres victorias con un claro triunfador: José Mourinho. Nunca se le reconocerá como se merece, pero ya le echaremos de menos, tiempo al tiempo. El técnico ha sido capaz de cambiar el chip de sus jugadores. Muchos fueron los que dieron por muerto a este equipo, tras los vergonzosos encuentros en Pamplona y Granada. Decían los más osados que Florentino Pérez debía planificar la próxima temporada, pensar en un nuevo capitán para el barco. Ahora éstos esperan escondidos.
El futuro próximo es prometedor para los de Chamartín: claros favoritos en la final de Copa que disputarán en mayo ante el Atlético de Madrid, y candidatos a alzar la orejona junto al Bayern Munich y al Barcelona (si los de Roura son capaces de remontar la semana que viene ante el Milán).
No es menos cierto que el regustillo que nos dejó ayer el partido no fue, ni mucho menos, el mejor. El Madrid, hasta la injusta expulsión de Nani, no supo en ningún momento penetrar la férrea defensa planteada por Sir Alex Ferguson. Y como el Barça hace unos días, parecía no saber qué hacer con tanta posesión de balón.
No fue el mejor encuentro de Cristiano Ronaldo, abrumado quizás por el ambiente del Teatro de los Sueños. Y es que el astro portugués no quiso hacer sangre en su segunda casa, y pareció conformarse con materializar el tanto que les daba el pase a cuartos.
Özil dejó un único destello en todo el encuentro, eso sí, canela fina. Un sutil taconazo (emulando al de Redondo años atrás) que dejó en una inmejorable posición a Higuaín, para que éste asistiera a su vez con un preciso pase a CR7, quien puso el 1-2 definitivo en el marcador.
Incluso la defensa estuvo endeble, Varane y Ramos tuvieron errores impensables en partidos anteriores, y Coentrao y Arbeloa demostraron una vez más la poca profundidad en las bandas.
El gol del Manchester y la inesperada lesión de Di María obligaron a Mourinho a tirar del plan B.  El primero en salir del banco fue Kaka, que sigue intentando recuperar su mejor fútbol, aunque de momento sigue muy lejos. El segundo recambio fue el denostado Luka Modric. Y el croata apareció cuando ya nadie le esperaba. Hasta ayer no había justificado ni uno sólo de los 30 millones de euros (más variables) que costó el pasado verano. Hoy parece hasta barato.
Cabe destacar también la gran labor de Diego López, un seguro bajo los palos durante los 90 minutos, que recordó a sus mejores tiempos en el Villarreal.
El juego no fue el mejor, y la polémica arbitral está ahí. Pero al final lo importante era pasar, fuera como fuese. Y el sueño de la Décima sigue aún intacto.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Donde dije Leo, digo Cristiano




El Real Madrid no ganaba con tanta diferencia en el Camp Nou desde el 27 de enero de 1963. Aquel día se impusieron 1-5 con tantos de Di Stéfano, Gento y Puskas (en tres ocasiones).
Los merengues llegaban a la Ciudad Condal con la obligación de marcar tras el 1-1 de la ida. Y no sólo anotaron, sino que dominaron el partido de cabo a rabo gracias a una exhibición física y táctica. Todos y cada uno de los jugadores se sacrificaron en beneficio del equipo.
Y no quisieron hurgar en la herida. Con 0-3 en el marcador la goleada podría haber sido de escándalo. Pero si la defensa estuvo brillante, no se puede decir lo mismo del ataque. No fue el mejor partido de Özil, ni de Di María, ni mucho menos de Higuaín (instalado perennemente en fuera de juego). Sólo sobresalió el de siempre: Cristiano Ronaldo.
Hace un par de años decían las malas lenguas que Ronaldo se arrugaba en las grandes citas, sobre todo contra el Barcelona. Que sus cifras goleadoras eras impresionantes, pero que a la hora de la verdad daba un paso atrás.

Pues bien, ayer batió un nuevo récord: se convirtió en el primer jugador capaz de marcar en seis clásicos consecutivos a domicilio. Y mientras el luso hacía historia, el que le arrebató hace unos meses el Balón de Oro deambulaba por el campo como un pollo sin cabeza.
Habría que preguntar a los que votaron a Leo Messi si cambiarían hoy su voto, si se confundieron en su día, si es normal que tenga cuatro y Cristiano sólo uno.
Tiempo atrás el portugués parecía obsesionado con superar sus cifras goleadoras, algo que le impedía ayudar al equipo. Qué caprichoso es el destino, que hoy justo pasa lo mismo con el argentino, que se pasea por el campo con una única idea en la cabeza: superar todos los récords posibles.
En la calle continúa el debate de si Leo es el mejor jugador de la historia. Pero en el césped se ve que ni siquiera lo es en la actualidad. Lo que sí quedó claro anoche es quién es el mejor entrenador del mundo.


Para intentar romper con la hegemonía del Barcelona, Florentino Pérez eligió a José Mourinho como entrenador. El Madrid fichó al portugués para reducir la enorme diferencia que les separaba de los azulgrana, que por entonces lo ganaban todo. Los blancos, en cambio, no eran capaces de superar los octavos de final de la Champions League año tras año.
Se encontraban en el camino el mejor club del siglo XX y el mejor entrenador del momento. Para muchos era una mezcla explosiva, y se felicitaban después del serio correctivo que recibió en su primera visita al Camp Nou (5-0). Desde entonces se han disputado muchos clásicos, con diferentes resultados, con fallos arbitrales, pero casi todos ellos igualados. Hasta éste último.
Desde que Mourinho fichó por el Madrid, esta Liga ha sido la única competición en la que los merengues no han dado la talla. Cada temporada el técnico ha sabido implicar a sus jugadores en un objetivo. El primer año rompió con la sequía del club en la Copa del Rey. En el segundo ganó la liga por delante del supuesto mejor equipo de la historia. Y en este tercero por fin ha podido derrocar al Barcelona en una eliminatoria a doble partido, como ya hiciera cuando agonizaba el verano en la Supercopa de España. Además la ilusión por la décima sigue aún intacta.
Seguramente se marche este verano en busca de nuevos retos, quizás París, quizás Londres. Pero Mou no se podía ir sin dar el golpe en la mesa, sin dejar claro que deja al Madrid un escalón por encima del Barcelona.
Otro mérito más ha sido la apuesta por un joven central, dejando en el banquillo al mejor del mundo en su puesto. Otro no habría sido capaz.


 No recuerdo una irrupción en el mundo del fútbol como la de Raphael Varane. La percha de central siempre la ha tenido: calidad con el balón en los pies, imperial por arriba, tanto en defensa como en ataque, perfecto en la colocación y rápido en el corte. Pero hasta hace bien poco no había toreado en plazas de primera.
El francés se presentó en el partido de ida como central de urgencia ante las bajas de Sergio Ramos y Pepe. Y le tocaba bailar con la más fea, con el Barcelona.
Pues bien, ya podemos decir que Varane se ha doctorado en esta eliminatoria, frenando durante 180 el ataque azulgrana. Además, como broche, ha marcado en los dos partidos sellando la clasificación de los suyos para la final. Pero lo mejor ha sido la manera en la que lo ha logrado, con una increíble serenidad, como si no fuese consciente del enorme trabajo que estaba realizando.
Por eso defiendo aún con más fuerza mi postura respecto al Madrid de la temporada que viene. Teniendo actualmente a los tres mejores centrales del mundo, sería un pecado dejar a alguno en el banquillo. Propongo colocarlos en línea de tres acompañados por dos carrileros de largo recorrido y con buena proyección ofensiva. Para defender, ya están sobrados.


No quiero hacer leña del árbol caído, pero la prensa catalana es para darle de comer aparte. En las últimas semanas han publicado portadas mofándose del estado del Madrid.
¡Qué malos sois, Mou! titulaban cuando los blancos tiraron la Liga en Pamplona tras empatar con Osasuna. O Caerán en el Camp Nou, tras el partido de ida de la semifinal de Copa.
El encuentro de ayer nos deja una moraleja: no vendas la piel del oso antes de cazarlo, y mucho menos si hablamos del Real Madrid.


El Barcelona de Tito Vilanova ha mantenido el nivel del de Guardiola durante muchos meses. Messi, Xavi, Iniesta y compañía se entienden a la perfección, y podrían jugar perfectamente con los ojos cerrados.
Algo que hacía pensar que la figura del entrenador culé era la de un simple títere. Pero ahora con Tito en Nueva York, y después de una serie de malos resultados, han entrado las dudas.
Me imagino al pobre Jordi Roura, con su excesiva mandíbula inferior, en el descanso ayer. Intentando mantener una conversación vía skype con la ciudad de los rascacielos para buscar soluciones ante el mal juego de su equipo.


Los árbitros siempre se llevan la de arena y nunca reciben la de cal. Es verdad que el paupérrimo nivel de los colegiados españoles no ayuda en nada, pero no es menos cierto que el trabajo de anoche de Undiano Mallenco fue impecable.
Y eso que en nada ayudó la rueda de prensa previa al partido de Roura. El técnico-maniquí dijo ante los medios que con Undiano el Barcelona obtenía sus peores resultados (ayer volvió a quedar demostrado).
Una vez más el árbitro estaba en el punto de mira, cualquier fallo iba a servir como excusa para el equipo perdedor.
No lo tuvo nada fácil desde el principio, con muchas decisiones que tomar dentro de las dos áreas. El colegiado navarro nunca picó con las simulaciones y acertó en casi todas sus acciones.
Sigue sin gustarme la simulación en el fútbol, sea cual sea la camiseta del actor principal. La Federación debería tomar cartas en el asunto y empezar a sancionar. Porque hablamos de una lacra para el fútbol, de intentar obtener rédito a través de la mentira.


El partido del domingo se presenta ahora como uno de solteros contra casados. Con la Liga decidida, los azulgrana querrán resarcirse de la derrota copera. El Madrid por su parte, a pesar de jugar en casa, tiene la mente puesta en otra gran cita, en una nueva remontada. Y el camino ya lo tienen marcado. Próxima parada: Manchester.